UNA HERMENÉUTICA AL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE Revista Virtual_C | Page 16
idealista), sino entre los <>, como apariencia, ilusión, error, interpretación,
aderezamiento, arte. (Nietzsche, 2004, p. 18).
Así las cosas, el arte es para el autor, una actividad propiamente metafísica del hombre,
escrito en el prólogo del libro por parte de Richar Wagner. Por esta razón, el hombre ya no es un
artista, se ha convertido en una obra de arte: para suprema satisfacción deleitable de lo Uno
primordial, la potencia artística de la naturaleza entera se revela aquí bajo los estremecimientos
de la embriaguez. Es así a partir de esta concepción que definen la vida como algo amoral en la
figura de dionisio (Nietzsche, 2004, pp. 17 - 19).
Ahora bien, se hace presente en el hombre otra
dialéctica y es la esclavitud del hombre al yugo de las
leyes escritas, todo lo que es propio de la ciudad griega
(el derecho, las leyes, la ciudad). Sin embargo, ante esta
realidad se refleja la antítesis entre lo que es creído y creado por los hombre <> y lo
que es dado al hombre <> por la naturaleza misma, es decir, una lucha de contrarios
entre la ley natural (condición de justicia, condición originaria) y la ley positiva (aquella creida y
creada por los hombres), a partir de las palabras: “Kaì díken érin: pólemos, aquí “éris” es
precisamente condición de justicia en tanto sacude a los contrarios fuera de sí, los armoniza en lo
que han tomado demás y los ajusta en su condición originaria (Heráclito 22B 80 DK). En este
caso Dionisio sería o personificaría la apología de la physis que quiere destruir la convención (el
nomos) de los hombres, personificado en la figura de Sócrates, de Apolo y del mismo Jesucristo
(según el autor), el cual (Dionisio) quiere hacerle volver al estado natural incivilizado con la
consiguiente liberación del individuo, consiguiendo así una afirmación individual humana y a la
vez representa la renovación de la alianza entre los seres humanos y la naturaleza, es decir,
celebra una fiesta de reconciliación con su hijo peridido, el hombre (Nietzsche, 2004, p. 5).