UNA HERMENÉUTICA AL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE Revista Virtual_C | Page 15

Por esta razón, la existencia del mundo está justificada como fenómeno estético. Es decir, que la tesis del libro entero es el sentido y el ultrasentido de artista, un <> completamente amoral y desprovisto de escrúpulos, idéntico al estado natural de la naturaleza, tanto en el construir como en el destruir (tesís y antítesis, de la dialéctica), en el bien como en el mal. Por tanto, lo que quiere es darse cuenta que su placer y su soberanía son idénticos, un dios-artista que, creando mundos, se desembaraza de la necesidad implicada en la plenitud y la sobreplenitud, del sufrimiento de las antítesis en el acumuladas (Nietzsche, 2004 p. 17). Ahora bien, el mundo, es una rendición de dios en cada instante alcanzada, en cuanto es la visión eternamente cambiante, eternamente nueva del ser más sufriente –el hombre-, más antitético, más contradictorio, que únicamente en la apariencia sabe redimirse: a todas esta metafísica de artista se la pude denominar arbitraria, ociosa, fantasmagórica, lo esencial en esto está en que ella delata ya un espíritu que alguna vez, pese a todos los peligros, se defenderá contra la interpretación y el significado morales de la existencia. Aquí se anuncia, acaso por vez primera, un pesimismo <>, aquí se deja oír y se formula aquella <> contra la que Schopenhauer no se cansó de disparar de antemano sus más coléricas maldiciones y piedras de rayo –una filosofía que osa situar, rebajar la moral misma al mundo de la apariencia y que la coloca no sólo entre las <> (en el sentido de este terminus technicus