permiten que la comunidad universitaria no incida en ningún tipo de decisión, entre otras cosas que han quedado de manifiesto en cada una de las asambleas que se han levantado a nivel nacional.
¿Y qué pasa por casa? Temuco no está ajeno a esta realidad, al contrario, la golpea aún más considerando que es una de las regiones más pobres del país, por lo tanto la fuerza de los estudiantes como actores políticos en la ciudad se está comenzando a sentir nuevamente. En menos de cuatro meses hemos sido testigos de la toma de la UCT donde se hizo ocupación de diferentes facultades tanto del Campus Norte y del San Francisco, durando esta última más de dos meses. Posteriormente, fue el liceo Gabriela Mistral que fue duramente reprimido y que terminó con una concentración de más de 100 compañeros afuera de la 2da comisaria exigiendo que se deje en libertad a los compañeros detenidos. A la par la UFRO comenzó con un proceso de movilización que la llevo a la ocupación de espacios del campus Andrés Bello y que se extiende y potencia más tarde con la toma de la Facultad de Medicina. La carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad Autónoma sede Temuco está en paro. Por otro lado, en la comuna de Victoria la UNAP está en Toma. Esto parece una antesala de algo mayor.
Hace poco en la UCT vivimos una movilización que se expresó en paros, asambleas y tomas que arrojo un petitorio interno, con eje en demandas económicas en relación al excesivo cobro de la matrícula y arancel, la infraestructura, calidad de alumno regular todo el año, la educación intercultural y los primeros e incipientes cuestionamientos a la subcontración en la Universidad. Este conjunto de demandas si bien son denominadas como demandas internas de la UCT, no dejan de ser demandas políticas del movimiento estudiantil en su conjunto, las cuales nos dan cuenta de abusos y precariedades que genera la crisis de la educación de mercado y que se deja caer violentamente en nuestros hombros.
A pesar de dos desalojos en donde no hubo detenidos, las autoridades comenzaron con una vieja estrategia: La persecución política a los estudiantes en lucha a través de los sumarios. Nuestra postura fue clara: No nos sentamos a dialogar con quienes nos están persiguiendo. Ellos retrocedieron con los sumarios y confirmaron que nadie seria sancionado, posteriormente a eso, comenzamos a adentrarnos en el petitorio y a trabajar en ello. Hoy existen pocos avances, lo cual se refleja en que desde la rectoría no están dispuestos a ceder en las negociaciones y es muestra clara para quienes confiaron en las autoridades, que de ellos no vendrá la solución.