Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
—Caminemos más despacio, a ver qué hace él —sugirió Will.
Al reducir el paso, el hombre misterioso hizo lo mismo.
—Bien —dijo Will—, ¿qué tal si ahora cruzamos la calle?
De nuevo, el hombre hizo lo mismo que ellos; y cuando volvieron a apretar el
paso, él hizo otro tanto para mantener con ellos la misma distancia.
—Ya no cabe ninguna duda de que nos sigue —dijo Chester, y en su voz se notó
por primera vez la huella del pánico—. Pero ¿por qué? ¿Qué es lo que pretende? Esto
no me gusta. Creo que deberíamos coger la próxima calle a la derecha y echar a
correr.
—No lo sé —respondió Will, pensando—. Tal vez deberíamos plantarle cara.
—¿Estás de broma? A tu padre se lo ha tragado la tierra poco después de ver a
estos tipos, y por lo que sabemos, este mismo hombre podría ser el responsable.
Podría formar parte de la banda. Te digo que pongamos pies en polvorosa y
avisemos a la policía. O que le pidamos ayuda a alguien.
Se quedaron un momento en silencio, mirando a su alrededor.
—No, tengo una idea mejor. ¿Qué te parece si le damos vuelta a la tortilla? Vamos
a atraparlo —dijo Will—. Si nos separamos, sólo podrá seguir a uno de nosotros, y
cuando lo haga, el otro irá por detrás de él y...
—¿Y qué?
—Que hacemos una pinza: lo sorprendemos por detrás y lo atrapamos. —Will se
sentía más seguro conforme el plan de acción tomaba forma en su mente.
—Podría ser peligroso, por lo que sabemos es como un armario. ¿Y con qué lo
vamos a atrapar? ¿Con nuestras mochilas del colé?
—Venga, nosotros somos dos y él sólo uno —dijo Will cuando empezaban a verse
las tiendas de High Street—. Yo le distraigo mientras tú te lanzas sobre él y lo sujetas.
Puedes hacerlo, ¿no?
—¡Ah, estupendo, muchas gracias! —respondió Chester negando con la cabeza—.
Ese tipo es enorme: me hará picadillo.
Will miró a su amigo a los ojos y sonrió con picardía:
—Vale, v ale —dijo Chester con un suspiro—. ¡Hay que ver! —añadió mientras
echaba un rápido vistazo hacia atrás y se disponía a cruzar la calle.
—¡Cambio de planes, Chester! —dijo de pronto Will—. Creo que son ellos los que
nos van a atrapar a nosotros.
—¿Ellos? —dijo casi sin voz, volviendo al lado de su amigo—. ¿Qué quieres decir?
—preguntó siguiendo la mirada de Will hasta un punto situado calle arriba.
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