Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
16
Pasaron varias semanas hasta que un inspector de policía fue a visitar a la señora
Burrows a propósito de la desaparición de su marido. Llevaba un impermeable azul
oscuro encima del traje gris claro, y se presentó a Will y Rebecca con corrección, pero
con un poco de brusquedad, pidiendo ver a su madre. Lo hicieron pasar a la sala de
estar donde ella lo esperaba sentada. Al abrirse la puerta, ahogaron un gemido,
creyendo que se habían equivocado de habitación. La televisión, aquella llama eterna
que ardía en su rincón, estaba apagada, muda y oscura. Y lo que era aún más
sorprendente: la sala estaba increíblemente ordenada y limpia.
Durante el tiempo en que su madre había llevado vida de ermitaña, ni Will ni
Rebecca habían puesto un pie en la sala, tanto uno como otro habían imaginado que
la habitación se habría ido convirtiendo en una especie de pocilga, repleta por todas
partes de restos de comida, envoltorios vacíos y tazas y platos sucios. Pero no podían
estar más equivocados. Estaba inmaculada, y aún era más inesperado el aspecto que
tenía su madre. En lugar de su triste atuendo de teleadicta, consistente en una bata y
un par de zapatillas, se había puesto uno de sus mejores vestidos de verano, se había
peinado y hasta se había, aplicado un poco de maquillaje.
Will la miró sin dar crédito a sus ojos, preguntándose qué sería lo que había
producido semejante transformación repentina. Sólo pudo pensar que ella se
imaginaría que representaba un papel en una de las series de misterio que adoraba,
pero aun así la escena que tenía ante él seguía siendo inexplicable.
—Mamá, éste es... éste es... —masculló.
—El inspector Beatty —le ayudó su hermana.
—Tenga la amabilidad de pasar —dijo la señora Burrows, levantándose de la
butaca con una amable sonrisa.
—Gracias, señora Burrows... Sé que es un momento difícil.
—No, para nada —respondió ella sonriendo—. Rebecca, ¿querrías poner la tetera
al fuego y prepararnos a todos una taza de té?
—Muy amable, señora, muchas gracias —dijo el inspector en el centro de la sala,
dudando dónde ponerse.
90