Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
luz que desprende. Esto desafía todas las leyes de la física y la química que yo
conozco».
Will le mostró la página a Chester para que viera el bosquejo que había realizado
su padre.
—¿Has visto la esfera? —preguntó Chester. —No, no me ha dejado —contestó
Will, pensativo. Volvió la página, y siguió leyendo—: «Hoy he tenido ocasión de...
examinar de cerca, aunque brevemente, a uno de esos hombres pálidos».
—¿Pálidos? ¿Quiere decir sin color? —preguntó Chester. —Supongo —respondió
Will, antes de leer la descripción que hacía su padre del hombre misterioso.
Después seguía el episodio con Higochumbo y el inexplicable conducto de la casa
de la hija de éste, y los pensamientos y observaciones que hacía su padre a propósito
de la plaza Martineau. Había una gran cantidad de páginas dedicadas a elucubrar
sobre la probable estructura de las casas adosadas que circundaban la plaza. Will las
pasó hasta que llegó a una fotocopia grapada al diario. Provenía de un libro.
—En la parte de arriba pone Historia de Highfield, y parece que trata de alguien
llamado sir Gabriel Martineau —explicó Will, y leyó—: «Nacido en 1673, era hijo y
heredero de un próspero tintorero de Highfield. En 1699 heredó la empresa de su
padre, llamada Martineau, Long & Company, y la expandió considerablemente,
añadiendo dos locales más al original, situado en Heath Street. Fue conocido por ser
un inventor entusiasta y una autoridad en los campos de la química, la física y la
ingeniería. Ciertos historiadores, aun sin poner en entredicho la atribución a Robert
Hooke (1635-1703) de la invención de la moderna bomba de aire, consideran que creó
su primer prototipo basándose en dibujos de Martineau.
»En 1710, durante un periodo de intenso desempleo, Martineau, un hombre
profundamente religioso que era conocido por su paternal y filantrópica manera de
tratar a sus empleados, comenzó a emplear un número importante de obreros para
edificar viviendas para los trabajadores de sus fábricas, y diseñó y supervisó
personalmente la construcción de la plaza Martineau, que todavía existe hoy día, y
de las casas Grayston, que fueron destruidas por los bombardeos alemanes de 1940-
1941. Martineau no tardó en convertirse en el mayor empresario del distrito de
Highfield, y se rumoreaba que "los hombres de Martineau" (como se les llamaba)
pasaban el tiempo cavando una gran red de túneles, aunque hoy día no queda
constancia de tales obras.
»En 1718, a la edad de treinta y dos años, la mujer de Martineau contrajo la
tuberculosis y murió. Él encontró consuelo en una oscura secta religiosa, y a partir de
entonces y durante el resto de su vida, se le vio en público muy raramente. Su
morada, la Casa Martineau, que se alzaba en el límite de la ciudad vieja de Highfield,
fue destruida en 1733 por un incendio en el que se cree que perecieron Martineau y
sus dos hijas.
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