Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 77

Roderick Gordon - Brian Williams Túneles luz que desprende. Esto desafía todas las leyes de la física y la química que yo conozco». Will le mostró la página a Chester para que viera el bosquejo que había realizado su padre. —¿Has visto la esfera? —preguntó Chester. —No, no me ha dejado —contestó Will, pensativo. Volvió la página, y siguió leyendo—: «Hoy he tenido ocasión de... examinar de cerca, aunque brevemente, a uno de esos hombres pálidos». —¿Pálidos? ¿Quiere decir sin color? —preguntó Chester. —Supongo —respondió Will, antes de leer la descripción que hacía su padre del hombre misterioso. Después seguía el episodio con Higochumbo y el inexplicable conducto de la casa de la hija de éste, y los pensamientos y observaciones que hacía su padre a propósito de la plaza Martineau. Había una gran cantidad de páginas dedicadas a elucubrar sobre la probable estructura de las casas adosadas que circundaban la plaza. Will las pasó hasta que llegó a una fotocopia grapada al diario. Provenía de un libro. —En la parte de arriba pone Historia de Highfield, y parece que trata de alguien llamado sir Gabriel Martineau —explicó Will, y leyó—: «Nacido en 1673, era hijo y heredero de un próspero tintorero de Highfield. En 1699 heredó la empresa de su padre, llamada Martineau, Long & Company, y la expandió considerablemente, añadiendo dos locales más al original, situado en Heath Street. Fue conocido por ser un inventor entusiasta y una autoridad en los campos de la química, la física y la ingeniería. Ciertos historiadores, aun sin poner en entredicho la atribución a Robert Hooke (1635-1703) de la invención de la moderna bomba de aire, consideran que creó su primer prototipo basándose en dibujos de Martineau. »En 1710, durante un periodo de intenso desempleo, Martineau, un hombre profundamente religioso que era conocido por su paternal y filantrópica manera de tratar a sus empleados, comenzó a emplear un número importante de obreros para edificar viviendas para los trabajadores de sus fábricas, y diseñó y supervisó personalmente la construcción de la plaza Martineau, que todavía existe hoy día, y de las casas Grayston, que fueron destruidas por los bombardeos alemanes de 1940- 1941. Martineau no tardó en convertirse en el mayor empresario del distrito de Highfield, y se rumoreaba que "los hombres de Martineau" (como se les llamaba) pasaban el tiempo cavando una gran red de túneles, aunque hoy día no queda constancia de tales obras. »En 1718, a la edad de treinta y dos años, la mujer de Martineau contrajo la tuberculosis y murió. Él encontró consuelo en una oscura secta religiosa, y a partir de entonces y durante el resto de su vida, se le vio en público muy raramente. Su morada, la Casa Martineau, que se alzaba en el límite de la ciudad vieja de Highfield, fue destruida en 1733 por un incendio en el que se cree que perecieron Martineau y sus dos hijas. 77