Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
librito con tapas veteadas de color morado y marrón, una pegatina delante que decía
«Ex Libris» con trazos de una letra ornamentada, y el dibujo de un búho con enormes
gafas redondas.
—«Dietario» —leyó Will—. No cabe duda de que es la letra de mi padre. —Abrió
la tapa—. ¡Estupendo! Parece una especie de diario de algún tipo. —Pasó las hojas en
abanico—. Hay muchas páginas escritas. —Metiéndolo en la bolsa, preguntó—: ¿Hay
más?
Buscaron apresuradamente entre los demás cajones, y como no encontraron nada
más, decidieron que era el momento de irse. Will cerró la puerta principal con la
llave, y los dos muchachos se fueron hacia los Cuarenta Hoyos, porque estaba cerca y
sabían que allí no los molestaría nadie.
Recorrieron las calles con sigilo, escondiéndose tras los coches cada vez que
aparecía alguien. Estaban emocionados con su ilegal intrusión en el museo, y apenas
podían aguantar las ganas de leer el diario que habían encontrado en uno de los
cajones. Llegaron a los Cuarenta Hoyos, bajaron hasta la sala, encendieron la luz de
inspección, y se pusieron cómodos en las butacas. Will empezó a estudiar
minuciosamente las páginas.
—La primera anotación es de poco después de que descubriéramos la estación del
metro perdida—dijo, levantando la vista para mirar a Chester.
—¿Qué estación de metro?
Pero Will estaba demasiado absorto en el diario para ponerse a dar explicaciones.
Leyó lentamente frases inconclusas, afanándose en descifrar la escritura de su padre:
«Últimamente, he llegado a notar la existencia en Highfield de un grupo pequeño
y... ex... extraño de intrusos que van y vienen mezclados entre la población general.
Se trata de un grupo de personas con una apariencia física que los hace diferentes. De
dónde vienen o qué es lo que pretenden, no lo sé aún, pero a partir de mi limitada
observación, he llegado a la conclusión de que las cosas no son lo que parecen. Dado
su número (¿5+?)... y la homogeneidad de su aspecto (¿racial?)..., sospecho que
pueden vivir juntos, o al menos...»
Dejó de leer mientras observaba el resto de la página.
—No consigo entender lo demás —dijo levantando la vista hacia Chester—. Aquí
hay algo —comentó volviendo la página—. Esto está más claro: «Hoy ha llegado a
mis manos, por intermedio del señor Embers, un artefacto sorprendente y
desconcertante. Podría muy bien tener algo que ver con esas personas, aunque esto
tengo todavía que... corroborarlo. El artefacto es una pequeña esfera guardada en
una caja de algún tipo de metal que, en el momento en que escribo esto, no he
conseguido aún identificar. La esfera desprende una luz de intensidad variable,
dependiendo de la iluminación de su entorno. Lo que me sorprende más es que la
relación es directamente inversa: cuanto más oscuro es el entorno, más potente es la
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