Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 65

Roderick Gordon- Brian Williams
Túneles
—¿ Puede haber sido alguna de las bandas? ¿ El Clan?— sugirió Chester, y después—: ¿ O tal vez los del Click?
— No, no es probable— negó Will, volviéndose para observar el tramo de túnel que había detrás—. Hubieran dejado otras señales de su presencia. ¿ Y por qué iban a taponar precisamente aquí? Ya sabes cómo son esos tipos: habrían hecho estropicios por todas partes. No, no tiene sentido— dijo desconcertado.
— No— admitió Chester.
— Pero quienquiera que haya sido, lo que está claro es que no quiere que volvamos a entrar ahí, ¿ verdad?— concluyó Will.
Rebecca estaba en la cocina haciendo los deberes cuando Will regresó a casa. Mientras dejaba la pala en el paragüero y colgaba el casco amarillo en el perchero, su hermana se asomó por la puerta.
— Has vuelto pronto.
— Sí, hemos tenido un problema en uno de los túneles y no tenía mucho sentido ponerse a cavar— explicó mientras se dejaba caer con desánimo sobre la silla que estaba en el lado opuesto de la mesa.
—¿ No habéis cavado?— preguntó Rebecca con burlona preocupación—. ¡ Las cosas tienen que estar peor de lo que yo pensaba!
— Una parte del techo se ha desplomado.— Vaya...— dijo sin interés.
— No entiendo lo que ha ocurrido. No puede ser una filtración, y lo más raro es que la tierra que se desprendió...— Se calló al ver que Rebecca se levantaba de la mesa y se ponía a fregar, sin escuchar una palabra de lo que él decía. Eso no le preocupó mucho, porque estaba acostumbrado a que lo ignoraran. Fatigado, descansó un momento la cabeza en las manos, pero la levantó de pronto al pensar en algo.
— No crees que esté ahí abajo y tenga algún problema, ¿ verdad?
—¿ Quién?— preguntó Rebecca enjuagando una cazuela.— Papá. Como no ha hecho ningún ruido, hemos dado por hecho que se ha marchado, pero podría seguir en el sótano. Si no ha comido en dos días, puede haber sufrido un colapso.— Will se levantó de la silla—. Voy a echar un vistazo— dijo con decisión mientras Rebecca le daba la espalda.
— No puedes hacer eso. Ni mucho menos— dijo volviéndose para mirarlo—. Sabes que no nos deja bajar si no está él.
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