Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 55

Roderick Gordon- Brian Williams
Túneles
—¿ Qué?— se apresuró a preguntar Chester—. ¿ Que una corriente... me llevará...? No me gusta la pinta que tiene esto. Me voy.— Y se volvió para irse, pero luego se detuvo como dudando, tomó una decisión y comenzó a caminar hacia la sala, sin dejar de rezongar.
Will simplemente se encogió de hombros. Era imposible que se detuviera ante la oportunidad de sacar a la luz algún fantástico misterio, algo tan importante que dejaría a su padre pasmado, porque lo habría descubierto sin su ayuda. Nadie podía detenerlo, ni siquiera Chester. Empezó inmediatamente a picar alrededor de otro ladrillo, rompiendo la parte de mortero que lo rodeaba.
Sin previo aviso, parte del mortero se resquebrajó y un trozo salió disparado por entre sus manos enguantadas e impactó en la pared de detrás. Will dejó caer las herramientas y se desplomó en el suelo, asombrado. Después, moviendo la cabeza a los lados, se recobró y reemprendió la tarea de extraer el ladrillo, que le llevó sólo unos segundos.
—¡ Eh, Chester!—¿ Qué?— gritó éste con brusquedad desde la sala—. ¿ Qué ha pasado?
—¡ No hay agua!— le respondió Will, y su voz resonó de manera extraña—. ¡ Ven a ver!
A regañadientes, Chester se acercó. Vio que Will había atravesado el muro y metía la cabeza por la pequeña brecha que había abierto. Estaba olfateando el aire.
— Definitivamente, no es ninguna cañería de aguas residuales, pero estaba bajo presión— explicó Will.
—¿ Y no puede ser un conducto del gas?
— No, no huele a gas y además los conductos de gas nunca son de ladrillo. A juzgar por la resonancia que hay, debe de ser un espacio muy grande.— La impaciencia se reflejó en su rostro—. Ya sabía yo que había algo. Ve a la sala y tráeme una vela y la barra de hierro, ¿ quieres?
Cuando Chester volvió, Will encendió la vela a bastante distancia del agujero y la fue acercando despacio por delante de él, sin quitar la vista de la llama mientras lo hacía.
—¿ Para qué haces eso?— preguntó Chester, que lo miraba intrigado.
— Si hay gas, se notará que cambia la manera de arder— respondió Will con naturalidad—. Hacían lo mismo al entrar en las pirámides.— No hubo cambio en la titilante llama al aproximarla a la abertura, y Will terminó dejando la vela justo delante de ella—. Parece que no hay nada que temer— dijo al apagar la llama de un soplo y coger la barra de hierro que Chester había apoyado contra la pared. Colocó la barra de tres metros frente al agujero y la fue introduciendo por él, hasta que sólo sobresalía un trocito de entre los ladrillos.
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