Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 44

Roderick Gordon - Brian Williams Túneles Will picó aún más fuerte, a un ritmo febril, porque se había quedado anonadado al ver el aspecto de la roca. Chester tuvo que dar un paso atrás para evitar que le golpeara con el pico o ser alcanzado por la tierra y las piedras que arrancaba con tal fuerza que salían despedidas. De repente, Will se paró y se quedó un momento en silencio. Después, tirando a un lado el pico, se dejó caer de rodillas para limpiar frenéticamente con las manos algo que tenía delante. —¡Bueno, mira esto! —¿El qué? —Puedes verlo por ti mismo —dijo Will sin resuello. Chester avanzó a gatas y vio lo que tenía tan alterado a su amigo. En el punto en que Will había quitado la tierra aparecían varias filas de una pared de ladrillo visibles bajo la capa de piedra arenisca, y ya había arrancado algunos de los primeros ladrillos. —¿Y qué pasa si es una cloaca o un túnel del metro, o algo parecido? ¿Estás seguro de que no pasa nada por estar haciendo esto? —preguntó Chester con angustia—. Podría ser parte de un depósito de agua. ¡No me gusta! —Cálmate. En los mapas no aparece nada por aquí cerca. Estamos en el borde de la ciudad antigua, ¿de acuerdo? —De acuerdo —dijo Chester dudando, sin saber a dónde quería llegar su amigo con ese razonamiento. —Bien, por aquí no se debe de haber construido nada en los últimos cien o ciento cincuenta años. Así que es improbable que nos encontremos un túnel del metro, ni siquiera una línea abandonada. He estudiado con mi padre todos los mapas antiguos. Tal vez pudiera ser una cloaca, pero si te fijas en la curvatura del ladrillo al encontrar la roca de arenisca, estaríamos arriba, cerca de la bóveda. Podría ser el sótano de una casa antigua, o quizá parte de los cimientos, pero me pregunto cómo iban a construir debajo de la roca. Es muy extraño. Chester retrocedió un par de pasos y no dijo nada, así que Will volvió al trabajo por unos minutos y después se detuvo, consciente de que su amigo seguía tras él, nervioso. Se volvió y exhaló un suspiro de resignación: —Mira, Chester. Si eso te hace feliz, lo dejaremos aquí por hoy, y esta noche lo consultaré con mi padre. A ver qué piensa él. —Sí, Will, prefiero que lo consultes con él. Ya sabes, por si acaso. El doctor Burrows se despidió de Higochumbo y de su hija prometiéndoles que averiguaría en los archivos locales lo que pudiera sobre la casa y su arquitectura. 44