Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 309

Roderick Gordon- Brian Williams Túneles
—¡ Muévete!
Arrastró los pies algunos pasos, inseguro de sus pisadas e incapaz de ver nada. Pegó contra algo duro, y el sonido a su alrededor cambió. Había ecos. Gritos, pero desde la distancia, en un espacio más amplio.
De pronto llegó el clamor de muchas voces.—¡ Oh, no!
Supo sin asomo de duda dónde se encontraba exactamente: a la salida de la comisaría. Y lo que oía era el alboroto de una enorme multitud. Había tenido miedo antes, pero ahora estaba aterrado. La multitud: los silbidos y las burlas crecían en intensidad. Lo cogieron de los brazos y lo levantaron. Se encontraba en la calle principal: cuando a sus pies les permitieron volver a entrar en contacto con el suelo, pudo notar la superficie irregular de los adoquines.
—¡ No he hecho nada! ¡ Quiero volver con los míos!
Jadeaba, haciendo esfuerzos por respirar tras la áspera tela de la capucha. Estaba empapado de saliva y lágrimas que se le metían en la boca cada vez que la abría para respirar.
—¡ Que alguien me ayude!— Había tanta angustia en su voz, que le resultaba irreconocible. Pero los gritos de la multitud enloquecida seguían llegando de todas direcciones.
—¡ Basura, Ser de la Superficie!—¡ Que lo cuelguen! Un grito único fue tomando forma, repetido una y otra vez por muchas voces:—¡ Basura! ¡ Basura! ¡ Basura!
Se lo gritaban a él: era muchísima gente gritándole a él. Sintió náuseas al comprenderlo. No podía verlos, y eso empeoraba aún más las cosas. Estaba tan aterrorizado que creyó que iba a desmayarse.
—¡ Basura! ¡ Basura! ¡ Basura!
— Por favor... por favor, paren... ¡ Que alguien me ayude! Por favor, por favor, por favor...— Estaba haciendo esfuerzos por respirar al tiempo que lloraba. No había nada que hacer.
—¡ Basura! ¡ Basura! ¡ Basura! «¡ Voy a morir! ¡ Voy a morir! ¡ Voy a morir!»
Aquella simple idea le palpitaba en la cabeza, como contrapunto a la salmodia de la multitud. Estaban tan cerca de él en aquel instante... tanto que podía oler su hedor colectivo, el hedor que emanaba el odio.
—¡ Basura! ¡ Basura! ¡ Basura!
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