Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 301

Roderick Gordon- Brian Williams
Túneles
Pero pese a aquel intento por alegrar la situación en la que se encontraban, Will podía apreciar la inmensa tristeza que reflejaban los ojos de Imago mientras continuaba curándole el hombro.
— Esta cataplasma contiene antiséptico. Hará que la herida deje de sangrar e insensibilizará los nervios— dijo al coger otra bolsa y sacar de ella un rollo de tela gris que comenzó a desenvolver. Vendó con habilidad el hombro y el brazo de Will, y haciendo un lazo con los extremos, se echó un poco hacia atrás para admirar la perfección de su trabajo.
—¿ Qué tal te sientes?— Mejor— mintió Will—. Gracias.
— Tendrás que cambiar la venda de vez en cuando. Así que deberías llevar algo de esto contigo.
—¿ Qué quieres decir? ¿ Dónde vamos?— preguntó Will, pero Imago negó con la cabeza.
— Todo a su tiempo. Has perdido un montón de sangre y necesitas recuperar fluidos. Tendríamos que intentar comer algo.— Imago dirigió una mirada al abatido Cal—. Vamos. Acércate, chaval.
Obediente, Cal se levantó del suelo y caminó hacia ellos mientras Imago asentaba su corpachón, estirando las piernas, y procedía a sacar numerosos botes de su cartera de cuero. Desenroscó la tapa del primero y se la ofreció a Will, que miró las grisáceas y nada apetecibles tabletas de hongos sin disimular su repulsión.
— Espero que no te moleste— dijo Will—, pero nosotros también hemos traído algo.
A Imago no le molestó en absoluto. Simplemente volvió a cerrar el bote y aguardó expectante mientras Will desempaquetaba la comida de su mochila. El hombretón se lanzó sobre ella con evidente placer, oliendo ruidosamente las lonchas de jamón asado a la miel que sostenía con delicadeza entre sus dedos sucios. Como si intentara hacer durar la experiencia eternamente, se pasaba de un lado a otro de la boca la carne antes de masticarla. Y cuando por fin se la tragaba, cerraba los ojos y lanzaba suspiros de dicha.
Cal, por su parte, apenas probó sin entusiasmo algo de comida, antes de volver al otro extremo de la cámara. Will tampoco tenía mucho apetito, y menos después de presenciar la actuación de Imago. Sacó una lata de Coca-Cola y acababa de empezar a sorberla cuando se acordó de repente del colgante de color jade que le había dado Tam. Lo encontró en su chaqueta y lo sacó para examinar su superficie mate. Aún tenía manchas de la sangre de su tío, que se había coagulado en el interior de las tres hendiduras que había en una de las caras. Lo miró y le pasó el pulgar por encima suavemente. Estaba seguro de haber visto antes aquel símbolo de tres puntas.
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