Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
A juzgar por los sonidos que les llegaban, la patrulla parecía ir tras ellos. Los
chicos corrían a toda velocidad, pero de repente se dieron de bruces contra un muro.
¿Se habían metido sin darse cuenta en un callejón sin salida? Aquella terrible
posibilidad se les planteó a los dos al mismo tiempo. Palparon desesperadamente el
muro hasta que encontraron un arco cuyos lados se habían desmoronado y cuya
clave se había caído de su vértice.
—Gracias a Dios —susurró Will, mirando a su hermano con alivio—. ¡Por poco!
Cal se limitó a asentir con la cabeza, jadeando. Echaron un rápido vistazo tras
ellos, antes de traspasar el arco en ruinas.
A la velocidad del rayo, unas manos fortísimas los sujetaron levantándolos del
suelo.
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