Roderick Gordon - Brian Williams
Túneles
—¿Ducha? —Cal lo miró sin comprender a través de los cristales de las gafas de
sol.
Will consiguió encender el calentador y se duchó primero. El agua caliente le ardía
en la piel proporcionándole un alivio casi doloroso, mientras las nubes de vapor lo
envolvían y le hacían olvidarse de todo. Entonces le tocó el turno a Cal. Will le
mostró a su fascinado hermano cómo funcionaba el agua caliente, y lo dejó solo. En
el armario de su dormitorio encontró mucha ropa limpia para él y para Cal, aunque
la que usara éste necesitaría arreglos para que le sentara bien.
—Ahora soy un auténtico Ser de la Superficie —anunció Cal, admirando sus
vaqueros holgados con los bajos vueltos y la voluminosa camisa con dos jerséis
encima.
—Sí, estás como para crear tendencia —comentó Will riéndose.
Lo de Bartleby no era tan fácil. Cal necesitó toda su capacidad de persuasión para
conseguir que se acercara a la puerta del baño, y luego tuvieron que empujarlo por
detrás, como a un asno testarudo, para hacerlo entrar. Como si supiera lo que le
aguardaba en aquel cuarto lleno de vapor, dio un salto e intentó esconderse debajo
del lavabo.
—¡Vamos, Barí, so guarro, que vas a quedar reluciente! —le ordenaba Cal
agotando la paciencia, y el gato entró a regañadientes en la bañera y les dirigió la
mirada más triste del mundo. Dejó escapar un lamento bajito y prolongado cuando el
agua empezó a caerle por la piel arrugada y, decidiendo que ya era suficiente,
escarbó con las patas en la alfombrilla de plástico de la bañera, intentando salir. Pero
entre Will, que lo sujetaba, y Cal, que lo lavaba, consiguieron terminar el trabajo,
aunque para entonces los tres estaban completamente empapados.
Una vez fuera del baño, Bartleby corrió por los dormitorios dando vueltas como
un derviche. A Will le encantó que entrara a saco en la habitación de Rebecca.
Mientras tiraba al suelo toda su ropa increíblemente bien doblada, Will se preguntó
de dónde iba a sacar algo que resultara mínimamente adecuado para vestir a un gato.
Solucionó el asunto acortando unos calientapiernas marrones para las patas traseras
y un viejo jersey morado de Benetton sirvió para cubrir el resto del cuerpo. Will
encontró unas gafas de sol de Bugs Bunny en la bolsa de viaje de Rebecca que le
sentaron de maravilla a Bartleby después de encasquetarle un gorro tibetano de
rayas amarillas y negras.
Con su nuevo conjunto, el animal tenía un aspecto algo raro. En el pasillo, ambos
hermanos se pararon a admirar su obra y les dio un ataque de risa.
—¡Pero quién es esta preciosidad! —exclamó Cal en medio de carcajadas
incontenibles.
—¡Estás mejor que la mayoría de los que te rodean! —apuntó Will.
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