Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 262

Roderick Gordon - Brian Williams Túneles —¿Ducha? —Cal lo miró sin comprender a través de los cristales de las gafas de sol. Will consiguió encender el calentador y se duchó primero. El agua caliente le ardía en la piel proporcionándole un alivio casi doloroso, mientras las nubes de vapor lo envolvían y le hacían olvidarse de todo. Entonces le tocó el turno a Cal. Will le mostró a su fascinado hermano cómo funcionaba el agua caliente, y lo dejó solo. En el armario de su dormitorio encontró mucha ropa limpia para él y para Cal, aunque la que usara éste necesitaría arreglos para que le sentara bien. —Ahora soy un auténtico Ser de la Superficie —anunció Cal, admirando sus vaqueros holgados con los bajos vueltos y la voluminosa camisa con dos jerséis encima. —Sí, estás como para crear tendencia —comentó Will riéndose. Lo de Bartleby no era tan fácil. Cal necesitó toda su capacidad de persuasión para conseguir que se acercara a la puerta del baño, y luego tuvieron que empujarlo por detrás, como a un asno testarudo, para hacerlo entrar. Como si supiera lo que le aguardaba en aquel cuarto lleno de vapor, dio un salto e intentó esconderse debajo del lavabo. —¡Vamos, Barí, so guarro, que vas a quedar reluciente! —le ordenaba Cal agotando la paciencia, y el gato entró a regañadientes en la bañera y les dirigió la mirada más triste del mundo. Dejó escapar un lamento bajito y prolongado cuando el agua empezó a caerle por la piel arrugada y, decidiendo que ya era suficiente, escarbó con las patas en la alfombrilla de plástico de la bañera, intentando salir. Pero entre Will, que lo sujetaba, y Cal, que lo lavaba, consiguieron terminar el trabajo, aunque para entonces los tres estaban completamente empapados. Una vez fuera del baño, Bartleby corrió por los dormitorios dando vueltas como un derviche. A Will le encantó que entrara a saco en la habitación de Rebecca. Mientras tiraba al suelo toda su ropa increíblemente bien doblada, Will se preguntó de dónde iba a sacar algo que resultara mínimamente adecuado para vestir a un gato. Solucionó el asunto acortando unos calientapiernas marrones para las patas traseras y un viejo jersey morado de Benetton sirvió para cubrir el resto del cuerpo. Will encontró unas gafas de sol de Bugs Bunny en la bolsa de viaje de Rebecca que le sentaron de maravilla a Bartleby después de encasquetarle un gorro tibetano de rayas amarillas y negras. Con su nuevo conjunto, el animal tenía un aspecto algo raro. En el pasillo, ambos hermanos se pararon a admirar su obra y les dio un ataque de risa. —¡Pero quién es esta preciosidad! —exclamó Cal en medio de carcajadas incontenibles. —¡Estás mejor que la mayoría de los que te rodean! —apuntó Will. 262