Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 141

Roderick Gordon - Brian Williams Túneles Cuando volvió en sí, el segundo agente lo llevaba bajo el brazo y estaba dando vuelta a la llave del calabozo. Se sentía débil y temblaba. Tenía la pechera llena de vómitos, y la boca seca, con un sabor agrio y metálico que le producía arcadas. Sentía punzadas de dolor en la cabeza, y al intentar levantar los ojos, se dio cuenta de que su campo de visión se había reducido. No podía dejar de gemir mientras se abría la puerta. —Ya no estás tan gallito, ¿eh? —dijo el agente soltándole el brazo. Intentó caminar, pero las piernas no lo sostenían—. ¡Cómo cambias después de conocer por primera vez la Luz Oscura! —dijo con desprecio. Tras dar un par de pasos, las piernas le fallaron y cayó de rodillas al suelo. Chester se acercó presuroso, horrorizado por el estado en el que se hallaba su amigo. —¡Will!, ¡Will!, ¿qué te han hecho? —Muy nervioso, le ayudó a sentarse en el poyo—. Has tardado horas. —Sólo es cansancio... —logró murmurar él, y se desplomó sobre el poyo haciéndose un ovillo, y agradeciendo la sensación de frescor en su cabeza dolorida del revestimiento de plomo. Cerró los ojos. Sólo quería dormir, pero aún estaba mareado y seguía sintiendo náuseas. —¡Tú! —gritó el agente. Chester se puso en pie de un salto y se volvió hacia el hombre, que le hacía señas con su grueso índice—. Tu turno. Chester miró a Will, que yacía inconsciente. —¡No...! —¡Ahora mismo! —ordenó el agente—. Que no te lo tenga que repetir. A regañadientes, el chico salió al pasillo. Tras cerrar la puerta, el policía lo agarró del brazo y se lo llevó. —¿Qué quiere decir «Luz Oscura»? —dijo Chester, con mirada asustada. —Nada más que unas preguntitas —sonrió el agente—. No tienes de qué preocuparte. —Pero yo no tengo nada que responder... A Will lo despertó el sonido de una trampilla que abrían en la base de la puerta. —La comida —anunció con frialdad una voz. Se moría de hambre. Se incorporó apoyándose en un brazo, con el cuerpo débil y tan dolorido como si hubiera cogido la gripe. Al intentar moverlos, cada hueso y cada músculo se resentían. 141