“Argh, ¡voy!” dije, mi voz se escuchó distante
en mis oídos…
Abrí la puerta. Unos ojos verdes y ojerosos
encontraron mi mirada. Fruncí el ceño, ¿Quién
era esta extraña figura?, ¿Qué ha…? Mis pen-
samientos fueron interrumpidos, el hombre que
acababa de llegar a mi puerta se había des