tradiciones y costumbres | Page 64
caldera de vapor... Como que no me deja dormir, y pienso que es que todas las ciencias se me
entran aquí, y andan dentro volando a tientas como los murciélagos y diciéndome que las
estudie. Todas, todas las ciencias las he de aprender, y ni una sola se me ha de quedar... Verás
tú...
-Pues debe de haber muchas. Pablo Penáguilas que las sabe todas, me ha dicho que son
muchas y que la vida entera de un hombre no basta para una sola.
-Ríete tú de eso... Ya me verás a mí...
-Desengáñate, no hay saber como ese de cogerle a uno la muñeca y mirarle la lengua, y decir
al momento en qué hueco del cuerpo tiene aposentado el maleficio... Dicen que don Teodoro le
saca un ojo a un hombre y le pone otro nuevo, con el cual ve como si fuera ojo nacido... Miá tú
que eso de ver un hombre que se está muriendo, y con mandarle tomar, pongo el caso, media
docena de mosquitos guisados un lunes con palos de mimbre cogidos por una doncella que se
llam e Juana, dejarle bueno y sano, es mucho aquel... Ya verás, ya verás cómo se porta D. Celipín
el de Socartes. Te digo que se ha de hablar de mí hasta en la Habana.
Marianela
-Y la más bonita de todas es la de D. Carlos... Porque mira tú que eso de coger una piedra y
hacer con ella latón. Otros dicen que hacen plata y también oro. Aplícate a eso, Celipillo.
-Bien, bien -dijo la Nela con alegría-: pero mira que has de ser buen hijo, pues si tus padres
no quieren enseñarte es porque ellos no tienen talento, y pues tú lo tienes, pídele por ellos a la
Santísima Virgen y no dejes de mandarles algo de lo mucho que vas a ganar.
-Eso sí lo haré. Miá tú, aunque me voy de la casa, no es que quiera mal a mis padres, y ya
verás como dentro de poco tiempo ves venir un mozo de la estación cargado que se revienta con
unos grandes paquetes; y ¿qué será? Pues refajos para mi madre y mis hermanas y un sombrero
alto para mi padre. A ti puede que te mande también un par de pendientes.
-Muy pronto regalas -dijo la Nela sofocando la risa-. ¡Pendientes para mí!...
-Pero ahora se me está ocurriendo una cosa. ¿Quieres que te la diga? Pues es que tú debías
venir conmigo, y siendo dos, nos ayudaríamos a ganar y a aprender. Tú también tienes talento,
que eso del pesquis a mí no se me escapa, y bien podías llegar a ser señora, como yo caballero.
¡Qué me había de reír si te viera tocando el piano como doña Sofía!
-¡Qué bobo eres! Yo no sirvo para nada. Si fuera contigo sería un estorbo para ti.
-Ahora dicen que van a dar vista a don Pablo, y cuando él tenga vista nada tienes tú que
hacer en Socartes. ¿Qué te parece mi idea?... ¿No respondes?
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