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El trabajador social como actor es un ser responsable en la acción,
comprometido con un acto transformador que es de su responsabilidad, que implica
una toma de conciencia cultural.
Sintetizando, el profesional reflexivo es aquél que interpreta su realidad, que
tiende a realizar un diálogo interno con las situaciones en las que interviene, es
crítico, es aquél que experimenta constantemente distintas estrategias de acción y que
reformula las explicaciones que se hace de la realidad entre otras. Está al servicio de
la necesidad de las personas, existe flexibilidad con la realidad que tejen las personas.
El profesional reflexivo es el puente entre la teoría y la práctica. Y la tarea del
trabajador social es devolver tanto a la teoría como a la práctica todo el cúmulo de
saberes que están presentes en su intervención. Ésta es la intención del presente
estudio, en donde la construcción de modelos representa un buen puente entre teoría y
práctica – práctica y teoría.
1.4 TRABAJO SOCIAL Y NECESIDADES HUMANAS:
Una Tensión entre la Planificación y el Arte:
La labor del Trabajador Social en el ámbito de las necesidades, muchas veces
es mal entendida por los profesionales, dándole a la profesión un carácter meramente
asistencial, ello ocurre con frecuencia en el sector público, en donde el Trabajador
Social pasa a ser sólo un mero administrador de recursos para la satisfacción
inmediata de necesidades vitales de quienes acuden
a solicitar sus servicios. El
Trabajo Social es muchísimo más que eso, el Trabajador Social es un promotor del
desarrollo humano que tiene conocimientos y habilidades (debiera tenerlos, ya que es
un requisito para constituirse en profesión) que le sirven para potenciar capacidades
latentes en sujetos con los que interactúa, y facilitar el cambio de situaciones que
afectan la calidad de vida de dichos sujetos.
Daniela Sánchez y Ximena Valdés definen el Trabajo Social como “práctica
de intervención social que tiene una intencionalidad transformadora (...) busca una
sociedad democrática (que es su utopía), donde sea posible una calidad de vida digna
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Zúñiga, R.; 1996. P. 15.