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percibirse cambios en las situaciones problema objeto de intervención, o se descubre
algo extraño, ya que por alguna razón se los ha observado en forma diferente.84
Ante la sorpresa
existen dos caminos a los que se puede optar: uno es
responder con indiferencia y continuar con la rutina de la práctica y la segunda es
atender a la sorpresa mediante la reflexión.
La reflexión permite al profesional orientar su pensar sobre la acción
realizada, como también sobre el saber implícito de la acción ¿con qué criterio estoy
discerniendo frente a esta situación? .
Como “profesional de la acción”85, el Trabajador Social tiene el privilegio de
generar conocimiento desde el espacio en donde actúa y construye con diversos
sujetos. En la medida que comunica y hace explícito ese hacer, da origen al
conocimiento y a su vez, mejora la intervención y la calidad de vida de las personas
con las que trabaja. Ello lo convierte en un “profesional reflexivo”, éste es quien
mantiene una actitud de alerta y se plantea interrogantes acerca de su intervención,
de la acción realizada.