TRABAJO SOCIAL | Page 39

39 Existe una justificación moral y práctica de la acción, aunque ésta, muchas veces parece quedar como dogma de fe, sin ser develada por medio de la reflexión del profesional. La intervención (que implica políticas, planes y proyectos sociales) requiere de una discusión no sólo centrada en los recursos asignados y requeridos o en los efectos reales sino que también debe encarar las implicancias morales. Lo moral como se ha definido en este estudio, es un tipo de saber racional que orienta la acción: “es un saber práctico, un saber para actuar, un saber social, que orienta el conjunto de la vida, consiguiendo sacar de ella lo más posible, para lo cual necesita saber ordenar inteligentemente las metas que persiguen.” 77 Por lo tanto, si es un saber práctico, necesariamente está presente en el profesional, porque como persona que es, no deja ser un ser moral al ejercer su vocación, a la cual ha optado siendo coherente con la historia personal. Así bien, el ser moral no es restrictivo al individuo, sino a principios universales. El desconocer este ámbito del quehacer profesional implicaría un alto costo social, en especial para quienes son beneficiarios de esta acción, se traduciría este desconocimiento, en una perversión de la acción como lo es la instrumentalización. La instrumentalización de la acción es hacer que la realidad siempre se ajuste a los instrumentos, metodologías y enfoques teóricos, y no viveversa, no existe flexibilidad. El profesional pasa a ser un técnico experto, que sólo relaciona medios con fines específicos. Así también la falta de reflexión sobre y en la acción conlleva hacia otro tipo de perversión de ésta, que se identifica como activismo; el activismo es “la disociación radical entre trabajo mental y trabajo físico”.78 77 78 Cortina, A. 1996.P. 22. Cfr. en Mendoza. Op.Cit. 1997. P. 17.