31
¿Qué crítica realiza el trabajador al actual modelo de desarrollo? ¿qué visión
de sociedad maneja éste en su quehacer? ¿cómo afecta al adulto mayor esta visión de
sociedad? ¿qué acciones genera esta crítica, son coherentes estas acciones, aprueban o
rechazan el actual modelo de desarrollo? ¿Qué visión de sociedad maneja el
municipio, es acorde con la visión del profesional? ¿qué dificultades surgen? Estas
son interrogantes que plantea la investigación, ya que no se puede desconocer que la
intervención profesional está mediatizada por la forma particular de comprender la
pobreza y el tipo de sociedad al que se aspira.
El trabajo social ha sido la principal disciplina en la que el término
intervención social se ha desarrollado. Para el Trabajo social, la intervención social
es la acción de un profesional específico, su punto de partida es la noción de
necesidad, sentida por individuos.
En este sentido los proyectos que desarrolle el profesional no se pueden llevar
a cabo si no incorporan las interpretaciones que otorgan a la pobreza los propios
sujetos concernidos.
La intervención, finalidad primordial de la práctica de los trabajadores
sociales, es una acción en respuesta a los conflictos de necesidades. Debe considerar
el conocimiento cotidiano de los sujetos y grupos sociales como principal campo de
intervención; el trabajador social “no plantea soluciones lineales, más bien se juegan
en ese campo las complejas relaciones simbólicas de la acción social.”49
El concepto de intervención es la actividad del trabajador social que provoca
cambios, aunque no siempre se logren. Es una acción específica del trabajador social
en relación a los sistemas o procesos humanos para producir cambios. Es el qué
hacer, pero también el cómo hacer, considerando los valores de los trabajadores
sociales y la orientación de los sujetos con quienes trabaja. “La intervención es la
acción guiada por el conocimiento, valores y habilidades del trabajador social
hacia la consecuencia de metas específicas ”.50
49
50
Aguayo, C.; 1996. Pp79.
Escartín, María José, 1992. P 25.