TRABAJO SOCIAL | Page 164

164 construcción implica la consideración de componentes éticos, de orden institucional, sociales, interpretaciones de la realidad, etc. “Nuestra tendencia a pensar que los artistas crean cosas y los profesionales que pertenecen a otras ramas se ocupan de las cosas tal como estas les vienen dadas es un error. Asumir una perspectiva constructivista de una profesión nos lleva a comprender a los profesionales de la práctica como artífices del mundo: su vagaje les proporciona estructuras que les permiten formarse ideas coherentes de las cosas e intrumentos con los que imponer sus representaciones en las situaciones de su práctica. Desde esta perspectiva, un profesional de la práctica es, al igual que un artista, un creador de cosas”.197 Si bien la improvisación es parte de todo proceso de intervención, independientemente del área en que trabaje el profesional, ésta, en el hacer con adultos mayores, es promotora de la creatividad y fuente generadora de conocimiento. Los profesionales desarrollan en la experiencia la capacidad de responder a las zonas indeterminadas de su práctica, que en el caso de los adultos mayores son: la cercanía de la muerte, las enfermedades invalidantes, la lentificación motora, etc.. En la experiencia se desarrollan habilidades para la intervención, especialmente en el trabajo con adultos mayores, por ser un área que cuenta con poco material escrito desde la profesión. Llegamos por medio de la reflexión a plantear que el profesional puede desarrollar un nuevo tipo de saber: el experiencial - histórico, generado a través de las vivencias cotidianas de las personas. Es un conocimiento histórico (que tiene relación con las experiencias de vida personales, no profesionales) que modela de manera inconsciente la intervención profesional. Constituye un componente del saber práctco. La intervención profesional supone sujetos en interacción, ello significa que produce cambios tanto en el profesional como en los sujetos con los que se da dicha interacción. 197 Cfr. Schön; 1992. Pp. 195 – 196.