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2. Entusiasmo en la acción:
Una segunda habilidad que nace del diálogo con los asistentes sociales,
incorpora un elemento original, que nos parece un valioso aporte debido a que muy
pocas veces se habla del entusiasmo. Para los trabajadores sociales, el mantener un
clima de trabajo alegre tiene un estrecho vínculo con la vocación, el gozar en el hacer se
proyecta y las personas lo perciben, no se puede estar de malas ganas, además, las
personas mayores son muy sensibles, lo captan con facilidad y necesitan sentir
aceptación de parte de la sociedad y eso parte desde el mismo profesional que interactúa
con ellas: “ Como a nivel personal, una fortaleza es las ganas de hacer cosas, eso yo
creo que lo proyecto.” (A.S).
Esta habilidad facilita la relación con los adultos mayores que tienden a caer
en estados depresivos debido a las condiciones de pobreza en que viven, la soledad,
las enfermedades invalidantes, la cercanía de la muerte, en algunos casos hay
situaciones sentidas por el adulto mayor como pendientes y no resueltas: “...De ser
una persona que proyecte ganas de hacer las cosas, que inspire ánimo...” (A.S).
El profesional que es entusiasta le hace sentir a la persona mayor que se cree
en él, que es una persona valiosa e importante, mejorando su autoestima, hay una
mejor relación que ya implica un nivel de intervención: “La verdad es que me llevo
re-bien con los abuelos, los leseo harto con cuentos, ando siempre riéndome, yo creo
que eso les ha facilitado a ellos relacionarse conmigo” (A.S). Una buena relación
implica enganchar a la gente con el trabajador social, ello posibilita la acción
profesional y la mejora con el aporte de cada actor (A.M) que interviene.
El ser entusiasta, alegre permite un enganche con el mundo de los viejos, hay
una llave de entrada lo que a la larga se transforma en confianza y en un hacer que
verdaderamente responda a los intereses de los sujetos: “Mi experiencia es haber
tenido muy buena llegada (...) puede ser que se generara una mayor simpatía.”
(Experto).