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Nuestra acción no es externa a nosotros, no es ajena a nosotros, es parte
nuestra: "...los abuelos acá tienen como una emocionalidad increíble, son como super
afectuosos, te devuelven en el fondo lo que tu les entregaste.” (A.S). Se revela en el
discurso implícito que la relación profesional tiene matices afectivos, se da una
reciprosidad afectiva que es importante en la constitución del diálogo y depende de
cómo el profesional se plantee frente al adulto mayor, y depende de cómo el
profesional interprete, en función de sus estructuras de conciencia socialmente
adquiridas, algunas situaciones que se le presenten. El vínculo surge cuando
reconocemos que somos personas y al ser personas nos involucramos afectivamente,
ello no hace que dejemos de ser profesionales, damos desde nuestro interior porque
no somos neutros, pero no solo damos sino que también recibimos.
Se puede plantear