ocupado por Noruega. España queda situada
en el cuadrante de “menor excelencia y
mayor equidad”. No le queda mucho para
pasar al cuadrante superior de “mayor exce-
lencia y mayor equidad”, mientras que su
buen promedio en equidad hace más difícil
que termine situándose en el cuadrante
“menor excelencia y menor equidad”.
La buena posición en equidad se ve
reforzada por la escasa importancia de los
centros educativos en la variabilidad de los
resultados obtenidos en relación con la que
presenta en otros países: en España, y pese
a la importancia en la organización y gestión
del sistema educativo de los tres tipos de
centro existentes (públicos, privados con-
certados y privados no-concertados), el
peso del centro educativo en los resultados
obtenidos es del orden de una quinta parte.
Las cuatro quintas partes restantes respon-
den a las distintas características persona-
les y familiares del alumno.
La posición menos destacada en exce-
lencia no debe hacer olvidar que España
obtiene los mejores resultados de todos los
países mediterráneos, excepto Francia. Y,
sobre todo, que los resultados obtenidos
por los alumnos españoles están en perfec-
ta correspondencia con el peso relativo de
España en el contexto de los países de la
OCDE. Si en ese contexto España ocupa uno
de los primeros puestos de la segunda par-
te de la lista cuando se la mide por diver-
sos parámetros económicos y sociales
(renta per capita, índice de desarrollo
humano, inversiones en educación, etc.),
no es de extrañar que también ocupe una
posición parecida cuando se la mide por
sus resultados educativos. Estas observa-
ciones no deben, sin embargo, constituir
un motivo de autocomplacencia ni una ex-
cusa para no intentar mejorar los resulta-
dos obtenidos.
se considera la élite del alumnado, en reali-
dad contribuyan menos a su formación que
los centros que acogen a otros sectores más
masivos, probablemente por el alto nivel
cultural de partida de los alumnos que esco-
larizan, con una posibilidad de mejora más
reducida.
Pero estos resultados no pueden to-
marse como seguros y claros: las diferencias
mostradas entre los tres tipos de centro no
siempre son estadísticamente significati-
vas. Sería necesaria una nueva investiga-
ción, con una muestra más amplia, para
corroborar o modificar los indicios y las
impresiones que sobre el valor añadido de
los centros proporciona el presente conjun-
to de datos.
Recapitulación
En resumen, y como recapitulación general
de lo examinado hasta ahora, ¿qué visión del
estado de la educación en España nos propor-
ciona el estudio PISA?
En comparación con los demás países
participantes, los resultados obtenidos son
mediocres en cuanto a excelencia pero
notables en cuanto a equidad. En relación
con la excelencia, la media obtenida sitúa el
rendimiento de los alumnos españoles en
los puestos 18, 23 y 19 en lectura, matemáti-
cas y ciencias, respectivamente, de una lista
de 31 países. En relación con la equidad, la
dispersión de los resultados sitúa a España
en los puestos 2, 12 y 15.
Si se combinan los resultados de todos
los países en las tres áreas 57 , en estas dos
dimensiones de excelencia y equidad, se
obtienen los cuadrantes de la Figura 5.3. En
ella observamos que la mayoría de los paí-
ses se concentran en torno al punto me-
dio, con las excepciones más notables de
Corea, México y Brasil. El punto central está
57
La combinación presentada es el promedio ponderado de las puntuaciones medias y de sus desviaciones típicas. El criterio de pon-
deración ha sido la importancia de cada área en el estudio: la lectura adquiere un peso de 0,66 y las matemáticas y las ciencias un peso
de 0,17 cada una.
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