Trabajo de Investigación Escrito - Los Horrores de las Bombas Atómica Los horrores de las Bombas Atómicas y la amenaza | Page 16

16 Para junio de 1942, el Jefe de Ingeniería Militar, General G. Marshall designa al Coronel J. Marshall para formar el Distrito Manhattan (MED) del Cuerpo de Ingenieros, quien finalmente materializaría la bomba, el 13 de agosto. Por seguridad se le llamaría "Proyecto de Desarrollo de Materiales Substitutos" (DSM). Nace el Proyecto Manhattan. En diciembre de 1942, el grupo de Fermi completa y opera exitosamente el primer reactor nuclear, el Chicago Pile-1 (CP-1), construido bajo el estadio de la U. de Chicago, con 37 toneladas de dióxido de uranio y 6 toneladas de uranio metálico, intercalado con 350 toneladas de grafito como moderador, en una estructura esférica de 76 niveles, de 3 metros de alto, y sin refrigeración. Este reactor operó a 0.5 Watts, y luego a 200 Watts, sin pasar de ese valor por falta de blindaje radiológico y refrigeración. El 16 de julio de 1945, tuvo lugar a 340 kilómetros al sur de Los Álamos, Nuevo México, el ensayo previo a lanzar las bombas sobre Japón, denominado Trinity, la bomba antecesora de Fat Man, para probar el complejo sistema de encendido. “A las 5.29 del 15 de julio, durante escasas horas sin lluvia, se detona sobre una torre de 33 metros de altura, demostrando la efectividad del método, con una potencia equivalente a 17.5 kilotones de TNT” (Aimone, 1997). Lanzamientos Un sol de fuego, violenta luz jamás vista en el mundo, se eleva lentamente, rompe el cielo y se derrumba. Tres días después, otro sol de soles revienta sobre el Japón. Debajo quedan las cenizas de dos ciudades, un desierto de herrumbre, muchos miles de muertos y más miles de condenados a morir de a pedazos a lo largo de los años que vienen. Estaba la guerra casi acabada, ya liquidados Hitler y Mussolini, cuando el presidente Harry Truman dio la orden de arrojar las bombas atómicas sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki. En los Estados Unidos, un clamor nacional exigía la pronta aniquilación del Peligro Amarillo. Ya era hora de acabar de una buena vez con los humos imperiales de este arrogante país asiático jamás colonizado por nadie. Ni muertos son buenos, decía la prensa, estos monitos traicioneros. Ahora no caben dudas. Hay un gran vencedor entre los vencedores. Los Estados Unidos emergen de la guerra mundial intactos y más poderosos que nunca. Actúan como si todo el planeta fuera su trofeo. (Galeano, Memorias del Fuego III. El Siglo del Viento, 1990).