Tom Sawyer
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Mark Twain
Metió por él la mano y la sacó en seguida.
-¡Cristo! ¡Es dinero!
Ambos examinaron el puñado de monedas. Eran de oro. Tan sobreexcitados como
ellos estaban los dos rapaces allá arriba, y no menos contados.
El compañero de Joe dijo:
-Esto lo arreglaremos a escape. Aquí hay un pico viejo entre la broza, en el rincón,
al otro lado de la chimenea. Acabo de verlo.
Fue corriendo y volvió con el pico y la gala de los muchachos. Joe el Indio cogió el
pico, lo examinó minuciosamente, sacudió la cabeza, murmuró algo entre dientes y
comenzó a usarlo.
En un momento desenterró la caja. No era muy grande y estaba reforzada con
herrajes, y había sido muy recia antes que el lento pasar de los años la averiase.
Los dos hombres contemplaron el tesoro con beatífico silencio.
-Compadre, aquí hay miles de dólares -dijo Joe el Indio.
-Siempre se dijo que los de la cuadrilla de Murrel anduvieron por aquí un verano -
observó el desconocido.
-Ya lo sé -dijo Joe-, y esto tiene traza de ser cosa de ellos.
-Ahora ya no necesitarás dar aquel golpe.
El mestizo frunció el ceño.
-Tú no me conoces -dijo-. Por lo menos no sabes nada del caso. No se trata sólo de
un robo: es una venganza -y un maligno fulgor brilló en sus ojos-. Necesitaré que
me ayudes. Cuando esté hecho..., entonces, a Texas. Vete a tu casa con tu
parienta, y tus chicos, y estate preparado para cuando yo diga.
-Bueno, si tú lo dices. ¿Qué haremos con esto? ¿Volverlo a enterrar?
-Sí. (Gran júbilo en el piso de arriba.) No, ¡de ningún modo!, ¡no! (Profundo
desencanto en lo alto.) Ya no me acordaba. Ese pico tiene pegada tierra fresca.
(Terror en los muchachos.) ¿Qué hacían aquí esa pala y ese pico? ¿Quién los trajo
aquí... y dónde se ha ido el que los trajo? ¡Quiá! ¿Enterrarlo aquí y que vuelvan y
vean el piso removido? No en mis días. Lo llevaremos a mi cobijo.
. -¡Claro que sí! Podíamos haberlo pensado antes. ¿Piensas que al número uno?
-No, al número dos, debajo de la cruz. El otro sitio no es bueno..., demasiado
conocido.
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Preparado por Patricio Barros