TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 138

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain indudablemente por toda su estirpe, en la línea femenina hasta más allá de las Cruzadas. «La amistad» era uno, «Recuerdos del pasado», «La Religión en la Historia », «Las ventajas de la instrucción», «Comparación entre las formas de gobierno», «Melancolía», «Amor filial», «Anhelos del corazón», etcétera, etcétera. Una característica que prevalecía en esas composiciones era una bien nutrida y mimada melancolía; otra, el pródigo despilfarro de «lenguaje escogido»; otra, una tendencia a traer arrastradas por las orejas frases y palabras de especial aprecio, hasta dejarlas mustias y deshechas de cansancio; y una conspicua peculiaridad, que les ponía el sello y las echaba a perder, era el inevitable a insoportable sermón que agitaba su desmedrada cola al final de todas y cada una de ellas. No importa cuál fuera el asunto, se hacía un desesperado esfuerzo para buscarle las vueltas y presentarlo de modo que pudiera parecer edificante a las almas morales y devotas. La insinceridad, que saltaba a los ojos, de tales sermones no fue suficiente para desterrar esa moda de las escuelas, y no lo es todavía; y quizá no lo sea mientras el mundo se tenga en pie. No hay ni una sola escuela en nuestro país en que las señoritas no se crean obligadas a rematar sus composiciones con un sermón; y se puede observar que el sermón de la muchacha más casquivana y menos religiosa de la escuela es siempre el más largo y el más inexorablemente pío. Pero basta de esto, porque las verdades acerca de nosotros mismos dejan siempre, mal sabor de boca, y volvamos a los exámenes. La primera composición leída fue una que tenía por título « ¿Es eso, pues, la vida?» Quizá el lector pueda soportar un trozo: En la senda de la vida, ¡con qué ardientes ilusiones la fantasía juvenil saborea de antemano los goces de las fiestas y mundanos placeres! La ardorosa imaginación se afana en pintar cuadros de color de rosa. Con los ojos de la fantasía, frívola esclava de la moda se ve a sí misma en medio de la deslumbrante concurrencia, siendo el centro de todas las miradas. Ve su figura grácil, envuelta, en níveas vestiduras, girando, entre las parejas del baile, ávidas de placeres: su paso es el más ligero; su faz, la más hermosa. El tiempo transcurre veloz en tan deliciosas fantasías, y llega la ansiada hora de penetrar en el olímpico mundo de sus ardientes ensueños. Todo aparece como un cuento de hadas ante sus hechizados ojos, y cada nueva escena le parece más bella. Pero en breve plazo descubre que bajo esa seductora apariencia todo es vanidad; la adulación, que antes encantaba su mente, ahora hiere sus 138 Preparado por Patricio Barros