Tom Sawyer
www.librosmaravillosos.com
Mark Twain
Capítulo 19
La crueldad del: “...no pensé”
Tom llegó a su casa de negrísimo humor, y las primeras palabras de su tía le
hicieron ver que había traído sus penas a un mercado ya abastecido, donde tendrían
poca salida:
-Tom, me están dando ganas de desollarte vivo.
-¿Pues, qué he hecho, tía?
-Pues has hecho de sobra. Me voy, ¡pobre de mí!, a ver a Sereny Harper, como una
vieja boba que soy, figurándome que le iba a hacer creer todas aquellas simplezas
de tus sueños, cuando me encuentro con que ya había descubierto, por su Joe, que
tú habías estado aquí y que habías escuchado todo lo que dijimos aquella noche.
Tom ¡no sé en lo que puede venir a parar un chico capaz de hacer una cosa
parecida! Me pongo mala de pensar que hayas podido dejarme ir a casa de Sereny
Harper y ponerme en ridículo, y no decir palabra.
Éste era un nuevo aspecto de la cuestión. Su agudeza de por la mañana le había
parecido antes una broma ingeniosa y saladísima. Ahora sólo le parecía una
estúpida villanía. Dejó caer la cabeza y por un momento no supo qué decir.
-Tiíta -dijo por fin-, quisiera no haberlo hecho, pero no pensé...
-¡Diablo de chico! ¡No piensas nunca! No piensas nunca en nada como no sea en tu
propio egoísmo.
Pudiste pensar en venir hasta aquí desde la isla de Jackson para reírte de nuestros
apuros, y no se te ocurrió no ponerme en berlina con una mentira como la del
sueño; pero tú nunca piensas en tener lástima de nosotros ni en evitarnos penas.
-Tía, ya sé que fue una maldad, pero lo hice sin intención; te juro que sí. No vine
aquí a burlarme aquella noche.
-¿Pues a qué venías ento