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R odrigo C hristian S alvador V ila 47 tales pueden ser el acoplo de algunos pasos y entre ellos uno que refleja un acontecimiento histórico mandando su mensaje antibélico: el Tiwinza, paso de la coreografía del Huaylarsh moderno que surge a raíz del conflicto del Cenepa. Podemos evidenciar que el Huaylarsh, en sus dos modalidades, es ac- tualmente una danza mestiza. Lo que más bien los diferencia es la capacidad económica que tiene uno respecto al otro. El Huaylarsh moderno tiene ma- yor apertura al momento histórico en el que se desenvuelve, en tanto que el antiguo sigue siendo el cántaro lleno de la esencia andina que no pretende seguir modificando los elementos de su estructura, manteniéndose pura y, en esencia, vigente. EL HUAYALRSH NO ES CARNAVAL El término ‘carnaval’ se asocia a una serie de acciones festivas que contravenían a la religión o moral de los pueblos antiguos, tales festividades desembocaron en orgías y desórdenes colectivos (bacanales, saturnales, luper- cales), y con el empoderamiento de la religión cristiana quedaron registradas dentro del calendario litúrgico católico que se expandió con Roma y luego con los colonizadores. En estas fiestas era permisible ciertos desenfrenos so pretexto de purificación de la carne que terminaba con la quema de algún desgraciado malhechor «El pueblo elegía al rey de los bufones de las clases infe- riores y este daba órdenes irracionales incitando a la bebida, al baile desenfrenado y a todo tipo de placeres. Al final del festejo, este rey de los locos era ejecutado. Todos participaban en la fiesta, inclusive el ejército. Los soldados se disfrazaban con ropas de mujer, se ponían pelucas y hablaban en voz de falsete.» (Vilela, 2011). Luego simbólicamente se quemaban monigotes o gatos vivos, los cuales representa- ban a los brujos o espíritus maléficos (Vilela, 2011); se hace uso de máscaras y disfraces y en el catolicismo antecede a la cuaresma. En Los Andes existe una continua comunión del hombre con la natu- raleza, y las fiestas no son de purificación sino de agradecimiento por la vida y los frutos a la Pachamama. Por todo ello el Huaylarsh no es carnaval como se cree comúnmente, es la fiesta de la florescencia, del trabajo. A veces coincide con la época de carnavales, de ahí que se vierte la confusión. Sin embargo de manera general se explica que el carnaval «Para el mundo andino es un tiempo ritual, muy sagrado en el que se evoca a las divinida-