A rturo M allma C ortez
23
Tabla 1. División tripartita del mundo andino.
(Illapa)
Rayo HANAN PACHA
Mundo de arriba
Intip-churin Sol, Luna, estrellas, rayo,
arco iris. Dioses
Yacumama
Sachamama KAY PACHA
Mundo de aquí
Pacarina Hombre, animales, plantas
y chacras. Seres
Vivos
(Anfisbena)
Arco Iris
(Coichi) UKU PACHA
Mundo de adentro
Muertos y gérmenes
Dioses
Fuente: Valcárcel (1967: 150)
naturaleza. Su división de los signos es siempre binaria entre el significante
y significado. Su énfasis del signo lo coloca en un contexto social, dándole la
posibilidad de ser más dinámico que el modelo binario tradicional.
Estos alfares al principio fueron estudiados utilizando el frío méto-
do tradicional de Menzel (1958, 1968) y Meggers y Evans (1969) que nos
condujeron a la identificación de las técnicas, la morfología y la decoración e
inferir la tipología, seriación y estilo, constituyendo un análisis pasivo de las
muestras. Esto nos permitió reflexionar que el método tradicional de análisis
ceramográfico no nos permitía avanzar hacia el estudio de la escritura andi-
na, es decir, la función activa (la comunicación). Así optamos en buscar otro
método de corte estructural, sui generis del mundo andino con las divisiones
binaria, ternaria y cuaternaria para la descripción final y detallada de los sím-
bolos que permitiesen aproximarnos a la identificación de los significados
simbólicos de los motivos (Golte: 2009, Silverman 2001, 2012).
Para el estudio y análisis de la simbología es necesario tener presen-
te lo que proponían los filósofos y estructuralistas, por ejemplo Kant en su
obra Crítica del Juicio (Kant: 2003) al valorar el arte afirma, que el arte no se
conoce a través de la razón, sino por la intuición, de esta manera conocemos
por forma intuitiva y global. El problema sobre el análisis de los estados sub-
jetivos, propios de los hombres versus los estados objetivos siempre han sido
polémicos; por ejemplo, en EE.UU. el behaviorismo (estudio del comporta-
miento) cuyo fundador fue J.B.Watson aseguró: “que sólo existían los fenómenos
que podían observarse con los sentidos; por lo tanto, no valía la pena estudiar la