evitaba mirar a Derek, suponiendo lo enojado que éste estaba.
“ No”, respondió Derek, con un tono de rabia y hastío en su voz. Stiles dejó salir un respiro de alivio y agregó“ mejor, de lo contrario hubiese sido un poco r …”
“ Ella quería” murmuró el lobo, siendo él esta vez quien evitaba el contacto visual con el curioso adolescente sentado a su lado, quien soltaba una carcajada incrédula.
“ Lo supuse. Es decir, mírate. Te aseguro que debes tener una fila de mujeres esperando para tirarse encima de ti; de hecho, tienes una caja de condones en la guantera de tu auto”. Dijo Stiles, al momento que mostraba el condón que aún sostenía entre sus manos, a modo de evidencia.
“ Emmm … no los puedo guardar en mi velador, ¿ o sí?” En eso tenía razón; Derek solía dormir en lugares abandonados, dentro de su auto, una casa desocupada … por lo que guardarlos en el velador es imposible cuando no tienes uno. Stiles nuevamente rodaba el condón entre sus dedos, para luego añadir,“ Por otra parte, este auto debe ser como un imán; quiero decir, ¿ quién no querría tener sexo en este bebé? Probablemente yo te dejaría hacer lo que quisieras conmigo mientras fuese en este auto”. Derek incómodamente se acomodó en el asiento, y sintió como su entrepierna comenzaba a abultarse.“ Claro, si yo fuese una mujer quiero decir”. Stiles se corrigió, al momento que apretaba fuertemente el condón en su mano, percatándose que lo que había dicho había sonado como una propuesta, bastante directa por lo demás.
Otra vez silencio, esta vez el más incomodo de todos. Stiles se sonrojó, volteando su rostro para que Derek no lo viese. En ese momento deseó ser invisible o que la tierra se lo tragase, para evitar la incómoda situación. Después de una hora de absoluto silencio, Derek nuevamente comenzó a relajarse y Stiles dejó de sentirse tan avergonzado. Una vez que Stiles se sintió cómodo otra vez, comenzó a mirar el asiento trasero del Camaro, luego miró a Derek, y el asiento trasero nuevamente.
“¿ Cómo funciona, de todas maneras?” Preguntó Stiles, logrando que Derek nuevamente lo mirase, esta vez confundido.
“¿ Cómo funciona qué?” Pregunto calmadamente Derek.
“ Tener sexo en este auto”. Derek apretó los dientes, abrió sus ojos más de lo usual y exhaló ruidosamente por la nariz; un gesto de real enfado que Stiles ni siquiera notó.“ Lo digo porque eres un hombre grande y fornido, por lo que veo difícil que puedas acomodarte en el asiento trasero con otra persona, especialmente si …”
“¡ Stiles!” Derek interrumpió.
“ Especialmente si están saltando y jadeando uno encima del otro mientras …” Sorpresivamente, Derek tomó a Stiles por el hombro, afirmándolo contra el asiento, lo que hizo acelerar el corazón de Stiles; luego, cruzó el otro brazo— y la mitad de su cuerpo— sobre Stiles, para alcanzar y jalar una pequeña palanca entre el asiento de pasajeros y la puerta, al momento que empujaba hacia atrás, dejando el asiento, y a Stiles, completamente reclinado.
La esquina poética de Anita María��
Reencuentro
Mi corazón estalla de amargura; es un estúpido, un sin razón. Estás lejos de mis brazos, demasiado, y solo lloro, sin hallar consolación.
Un grito sordo nace de mi pecho, te llama, pide tu calor. Pero sólo eres un recuerdo, tan real, que matas de dolor.
La agonía del día, el ocaso, me hace pensar en ti. Te sueño, te deseo, mas es imposible que estés aquí.
La Luna, creciente y tenue, aparece tras de mí. Sopla el viento, trae tu aroma, ¿ aún sigues allí?...
¡ Contesta!... Te necesito aquí para que calmes mi dolor; soy un cobarde, lo sé, en mí no existe el valor.
Quizás pudiera contenerme y, a solas, torcer el destino. Pero en mi mente alguien dice nada más hay un camino.
Y sí... solo queda un camino, así que es tiempo de la despedida, para abandonar este mundo, para acabar esta vida...
La oscuridad me embarga. Las nubes cubren el cielo despejado. Una, dos, miles de gotas caen sobre mi cuerpo, en el suelo tirado.
Tu mano acaricia mi cuello. Nuevamente encuentro tu mirada. Juntos estaremos siempre. Ahora, ya no nos separa nada.
Por Darien Fawkes
“¡ Oh!,” exclamó Stiles. Derek volvió a sentarse detrás del volante, sujetándolo fuertemente con ambas manos, labios juntos y la mirada fija en la casa que estaban vigilando.
Continuará …