Rincón creativo | NC-17
Comenzó como un juego
Capítulo II: Si dices una palabra más, juro que te mato( 1 a parte)
Damien Knight
P or casualidad o por destino, Stiles y Derek siempre terminaban solos dentro del auto de uno de los dos. Esta vez, estaban en el Camaro negro de Derek. Aunque no era la primera vez que Derek solicitaba su ayuda, en esta ocasión le pareció extraño que lo invitase a acompañarlo; él era la persona menos indicada para este tipo de trabajos, y más aún, las relaciones entre Derek y el grupo de Scott( Scott, Allison y Stiles) no era de las mejores en ese instante. Después de un tenso momento, Derek comenzó a hablar con Stiles en su característico tosco y sarcástico modo.
“ Tú eres el más débil y vulnerable del grupo de Scott, Stiles, pero eso jamás te ha detenido. Por otro lado, yo soy lo suficientemente fuerte para pelear por ambos; te invité porque eres la persona más inteligente que conozco. Prefiero tener a alguien que piense por ambos, ya que yo puedo pelear por ambos”. Stiles al principio se sintió algo insultado por el comentario de Derek, pero luego entendió que éste lo consideraba listo, lo cual era un cumplido viniendo del casi siempre frio y distante lobo. Derek lo consideraba un igual, un aporte para la manada de Scott, y para la suya.
Así que ahí estaban los dos, sentados por horas sin hacer nada en el auto de Derek— el jeep de Siles se encontraba en el taller mecánico— vigilando una propiedad abandonada, el posible escondite de la nueva criatura que amenazaba la seguridad de Beacon Hills. Para un adolescente hiperactivo como Stiles, cada segundo parecía eterno; sin embargo, lo que menos quería en ese momento era hacer enojar a Derek, por lo que trató de permanecer callado mirando hacia la casa, pero su curiosidad y aburrimiento pudo más.
“ Así que … mmm … ¿ qué talla de condones usas? Derek giro su cabeza hacia Stiles con una mirada de‘ qué clase de pregunta es esa,’ y una mueca de enojo en su rostro.“ Vamos, cómo no iba a preguntar, después de tu comentario‘ estos son muy pequeños para mí’. Me imagino lo grande que tiene que ser tu …”.
“¡ Stiles!” gritó Derek, callando al adolescente, quien asustado miró hacia afuera en silencio, mordiéndose el labio inferior, riendo en silencio al imaginarse‘ esa parte’ de Derek.
“ Uno nunca sabe, a lo mejor un día estas ocupado haciendo tus cosas de hombre— o de lobo— con alguien por ahí, y necesitas que tu amigo Stiles vaya a la tienda a conseguirte unos condones … tu sabes … ehhh …”. Stiles trató de explicarse y seguir la conversación, sabiendo de antemano que nada convencería a Derek para decirle lo que quería saber.
“ Si te interesa, están en la guantera”. La mirada de Stiles cambió, sus ojos adoptaron un tono de lujuria al mirar hacia la guantera, al momento que la abría y esbozaba una sonrisa burlona y feliz, orgulloso de haber ganado. Metiendo la mano, sacó una caja negra de regular tamaño, leyó incrédulamente las especificaciones en ella, la abrió, sacó un condón y volvió a guardar la caja. Jugando nerviosamente con el condón que había sacado, Stiles trató de no mirar a Derek, pero falló. Su mirada se clavó fijamente en su entrepierna, luego volvió a mirar el condón y dijo:“ Dios, esto es tan injusto,” al momento que apoyaba su codo en la puerta del auto, se rascaba la cabeza y volvía a mirar el condón una vez más. Derek continuó vigilando la casa, evitando el notar que Stiles tenía la mira fija en su entrepierna, lo cual lo hizo sentirse extrañamente halagado pero tenso. El silencio retornó dentro del auto; solo se oía la respiración de ambos, y a Stiles haciendo sonar el envoltorio del preservativo al deslizarlo entre sus dedos. Derek había comenzado a relajarse nuevamente, tratando de olvidar lo sucedido, cuando Stiles aclaró su garganta un par de veces y finalmente dijo:“¿ Ya te acostaste con Érica?” Derek volvió a mirar a Stiles, con la misma expresión de enojo, pero esta vez con un extra de‘ si dices una palabra más, juro que te mato’“ Según sé, eso no te interesa”. Siles trato de callarse, pero su lengua volvió a hablar sin permiso.“ Es que ella se ha convertido en una especie de … símbolo sexual y erótico desde que la convertiste, y a veces me pregunto por qué lo hiciste. Y después la veo y pienso que si lo hiciste por … tú sabes, ehhh … cosas de hombre y mujer lobo; sexo; qué se yo …”. A este punto, Stiles