Otros muchos les sucedieron, igualmente audaces pero menos afortunados: Montabón,
el Vasco, Jonqué, Micheldronage, Grogner, Davis, Tusley y Wilmet, que continuaron las
empresas de los anteriores filibusteros en las Antillas y en el océano Pacifico hasta que La
Tortuga, perdida su importancia, decayó y con ella, también, los filibusteros, quienes se
diseminaron.
Algunos establecieron una colonia en las Bermudas, y durante algunos años todavía
dieron que hablar e hicieron temblar a los colonos de las grandes y las pequeñas Antillas, pero
bien pronto también esos últimos grupos se dispersaron, desapareciendo por completo esa
raza de hombres formidables.
PRÓLOGO
EL CORSARIO NEGRO
Clasificación literaria y estilo
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