Montbars fue el primer conductor cuyo nombre alcanzó la fama. Este aventurero
nacido en Languedoc llegó a América para vengar —según decía— a los pobres indígenas
que eran exterminados por los primeros conquistadores españoles; las atrocidades cometidas
por Hernán Cortés en México y por Pizarro y Almagro en el Perú, despertaron en. él un odio
tremendo contra España, y su lucha fue tan encarnizada que le llamaron "El Exterminador".
Tan pronto al frente de filibusteros como de bucaneros, sus estragos alcanzaron las
costas de Cuba y de Santo Domingo, fusilando a. gran número de españoles.
Después de él, fue famoso un francés de Dieppe: Pedro el Grande.
Este audaz marino, al encontrar un barco de guerra español cerca del cabo Tiburón y
contando solamente con veintiocho hombres, abrió un rumbo (agujero en el casco) de su
propio barco para quitar a sus hombres la esperanza de huir, y con ellos atacó al enemigo. La
sorpresa de los españoles fue tan grande al ver aparecer a esos hombres como si salieran del
mar, que se rindieron al cabo de una breve lucha, creyendo que esos seres eran espíritus de las
aguas.
Lewis Scott, en cambio, con pocos batallones de filibusteros asaltó la ciudad de San
Francisco de Campeche, bien defendida, logró tomarla y saquearla; John Davis, con noventa
hombres, tomó Nicaragua y después San. Agustín de la Florida; Brazo de Hierro, un
normando, perdió su nave cerca de las bocas del Orinoco a causa de un rayo que le incendió la
santabárbara, resistió valientemente el asalto de los indios y un día, al ver que llegaba a la
costa una nave española, la tomó por sorpresa con poquísimos hombres. Y no ésta la lista
completa: otros hombres, más famosos y audaces, llegarían más tarde.
Pedro Nau, llamado el Olonés, se convirtió en el terror de los españoles, y al cabo de.
cien victorias terminó tristemente su larga carrera en el vientre de los antropófagos de Darien,
después de morir asado.
Grammont, caballero francés, ocupó su lugar, asaltando con pocos batallones de
filibusteros y de bucaneros Maracaibo y Puerto Cabello, donde con cuarenta hombres sostuvo
el ataque de trescientos españoles; por último tomó Veracruz, unido a Wan Horn y a Laurent,
otros dos connotados corsarios.
Pero el más famoso de todos habría de ser Morgan, el lugarteniente del Corsario
Negro. A la cabeza de un numeroso grupo de filibusteros ingleses comenzó su brillante