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86 Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales ción artística y la realidad de las artes alcanzan el máximo valor que nunca habían tenido en el centro de la cultura de Occidente: se produce una sacralización de la figura del arte, con toda la tensión de un drama. Los románticos arrancan la poesía de su relativa posición confortable a la cabeza simbólica de la creación estética, y la exaltan hasta convertirla en la experiencia de un sacrificio, es decir de un acto sacro. Esta singularización de una actividad artística entre otras marca el modelo para progresivas exaltaciones: la música, en las mismas esferas temporales y territoriales del Romanticismo alemán, pero también, aunque más tarde, la arquitectura. La idea de un arte rector, que simboliza la matriz de las artes, idea radicalmente explotada para la música en las exposiciones wagnerianas, construye un modelo determinante para la arquitectura. En las teorías simbolistas, desarrolladas en Francia en la segunda mitad del XIX, y que constituyen variaciones de las mismas ideas, las esencias aparecen como un remoto fondo hacia el cual la diversidad de los medios de las artes se dirigen. Lo esencial es el misterio, inconcebible sin la aparición de los instrumentos de las artes, la belleza ha resultado inasible, después de haber sido descrita como un desbordamiento total de lo mensurable en lo sublime. Ha sido enajenada de la realidad. También el simbolismo realiza un apunte nuevo de la comunidad de las viejas artes: ocultando radicalmente el centro al cual se dirigen, las aúna en la persecución de esta finalidad al tiempo que afirma la igualdad de todo medio, ya sea palabra, sonido, color o forma. Así se expresa la teoría de las correspondencias. N uevamente, disolución y reunión, muerte y resurrección de los acoplamientos entre las artes y sus medios. En los círculos neogóticos de la Inglaterra del XIX, especialmente en los análisis de orientación ética y moral de John Ruskin (1819-1900), y en el ámbito más tardío del expresionismo germánico, la arquitectura se dispone a representar este valor matricial. Comprendida como esfera que da cabida a las otras artes, que les permite una existencia en coherente colaboración, simbolizada por la olvidada enseñanza de la catedral medieval, recuperada en ella la dignidad de los diversos oficios y por tanto, también matriz de las artes aplicadas, de las artesanías olvidadas por la tradición estética ilustrada. La arquitectura se constituye así como el recinto simbólico, también de carácter sacro, en el cual cobra sentido la unificación de las artes y la recuperación de sus posibilidades completas. Disolución y reunión en el claustro de la arquitectura; disolución de la vieja familia de las bellas artes; reunión de la totalidad de la potencia creativa en un universo nuevo. De esta ideología es exponente claro el discurso fantástico sobre la catedral de cristal, elaborado en las respuestas de la arquitectura alemana al expresionismo, antes literario y pictórico, a partir de la primera postguerra. Sus imágenes se presentan en las fantasmagorías de Bruno Taut, que se sustenta en la influencia del poeta Paul Scheerbart, y que vuelve en realidad la mirada hacia la mística medieval de la luz y hacia la revelada ciudad del libro del Apocalipsis. Sustituye la arquitectura al magma informe de la música en la concepción de la obra de arte total, Gesamtkunstwerk, expuesta por Wagner a mediados del siglo XIX, defendida por Nietzsche en su ensayo sobre la tragedia, en 1872. Gropius escribe en 1919: “Artistas, derribemos al fin los muros levantados entre las artes…y volva- © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.