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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
Se trata, en realidad, de un cambio general del estatuto de las artes que se relacionan con
la imagen del mundo. Un cambio que pretende
inscribir los valores generales de la obra arquitectónica y de las operaciones previas de su trazado en un nuevo ámbito conocimiento: el de las
artes liberales, que representan el conocimiento
abstracto, puro, de las antiguas ciencias. En concreto, las obras de arquitectura se pretenden instaurar en las artes del quadrivium, a través de su
relación con la geometría, mediada por el dibujo,
por el disegno, utilizando el término italiano.
El disegno constituye la patria intelectual de las
obras que se presentan a la visión: desde el edificio hasta la ciudad, desde la representación pictórica, a la escultura y la orfebrería. De alguna
manera, este vínculo de la obra con la geometría ha sido permanente desde sus orígenes, la
diferencia, en la época del Renacimiento, será la
conciencia de su orden conceptual. Así, la atribución de la obra a un campo intelectual concede a las artes prácticas de la imagen una esfera
propia, segregada en cierto modo del resto de las
actividades humanas, y traza para ella los elementos válidos y fijos que constituirán una nueva
suerte de tradición, en contrapunto con la medieval, más consciente, elaborada y autónoma.
El disegno es el dominio de la representación y de la imitación de la imagen del mundo,
la arquitectura y la ciudad son la escena de ese
mundo representado, la ornamentación, la pintura y la escultura la estructuran y la completan.
Todas estas artes, todavía impregnadas de un
valor manual, artesanal, se alzarán en esta asociación tácita y explícita a un mismo tiempo
hacia una región superior, de carácter intelectual,
en el orden de las nuevas sociedades burguesas,
estructuradas ya en las ciudades de la baja Edad
Media. Es lógico comprender que si el sistema de
las artes asociadas se enlaza a través de las ciencias de los números y de la geometría, y por ellas
se justifica, este centro se constituya en centro
también de sus valores estéticos. Este argumento
se encuentra en perfecta sintonía con la recuperación de la cultura de los antiguos, ya que de
ella emana este poder adjudicado al universo de
las medidas y de las proporciones. Vitruvio sirve
de testigo verbal a esta afirmación del núcleo
matemático de la belleza. Y la mayor parte de
los tratados y textos de la nueva arquitectura
clásica recogerán y amplificarán las desordenadas afirmaciones vitruvianas sobre las cualidades geométricas de lo bello.
Las obras construidas por el primer Renacimiento responden ya a estos principios: tanto
al tratar de copiar, como al tratar de refundar
las perdidas formas clásicas, romanas. La pauta
bajo la cual es percibida la arquitectura de los
antiguos es la proporción, la medida, la regularidad. La misma ley que describe el cuerpo
humano, y que organiza la representación perspectiva que acompañará la construcción de los
espacios arquitectónicos y la imagen ilusoria del
espacio pictórico. Perspectiva es garantía, también, de racionalismo perceptivo: de fidelidad a
la realidad y a la visión. Los edificios de Brunelleschi en Florencia, realizados a lo largo del
siglo XV, desde la gran cúpula de Nuestra Señora
de la Flor, hasta la remodelación de la iglesia
de San Lorenzo y la construcción del Santo Spirito, desplegadas en secuencias longitudinales, o
el dilatado pórtico de los Inocentes y el espacio
comprimido de la capilla Pazzi, certifican fundamentalmente la idea de una representación racional del espacio en el primer Renacimiento.9 Y
el humanista y hombre de letras Leon Battista
© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.