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80 Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales Se trata, en realidad, de un cambio general del estatuto de las artes que se relacionan con la imagen del mundo. Un cambio que pretende inscribir los valores generales de la obra arquitectónica y de las operaciones previas de su trazado en un nuevo ámbito conocimiento: el de las artes liberales, que representan el conocimiento abstracto, puro, de las antiguas ciencias. En concreto, las obras de arquitectura se pretenden instaurar en las artes del quadrivium, a través de su relación con la geometría, mediada por el dibujo, por el disegno, utilizando el término italiano. El disegno constituye la patria intelectual de las obras que se presentan a la visión: desde el edificio hasta la ciudad, desde la representación pictórica, a la escultura y la orfebrería. De alguna manera, este vínculo de la obra con la geometría ha sido permanente desde sus orígenes, la diferencia, en la época del Renacimiento, será la conciencia de su orden conceptual. Así, la atribución de la obra a un campo intelectual concede a las artes prácticas de la imagen una esfera propia, segregada en cierto modo del resto de las actividades humanas, y traza para ella los elementos válidos y fijos que constituirán una nueva suerte de tradición, en contrapunto con la medieval, más consciente, elaborada y autónoma. El disegno es el dominio de la representación y de la imitación de la imagen del mundo, la arquitectura y la ciudad son la escena de ese mundo representado, la ornamentación, la pintura y la escultura la estructuran y la completan. Todas estas artes, todavía impregnadas de un valor manual, artesanal, se alzarán en esta asociación tácita y explícita a un mismo tiempo hacia una región superior, de carácter intelectual, en el orden de las nuevas sociedades burguesas, estructuradas ya en las ciudades de la baja Edad Media. Es lógico comprender que si el sistema de las artes asociadas se enlaza a través de las ciencias de los números y de la geometría, y por ellas se justifica, este centro se constituya en centro también de sus valores estéticos. Este argumento se encuentra en perfecta sintonía con la recuperación de la cultura de los antiguos, ya que de ella emana este poder adjudicado al universo de las medidas y de las proporciones. Vitruvio sirve de testigo verbal a esta afirmación del núcleo matemático de la belleza. Y la mayor parte de los tratados y textos de la nueva arquitectura clásica recogerán y amplificarán las desordenadas afirmaciones vitruvianas sobre las cualidades geométricas de lo bello. Las obras construidas por el primer Renacimiento responden ya a estos principios: tanto al tratar de copiar, como al tratar de refundar las perdidas formas clásicas, romanas. La pauta bajo la cual es percibida la arquitectura de los antiguos es la proporción, la medida, la regularidad. La misma ley que describe el cuerpo humano, y que organiza la representación perspectiva que acompañará la construcción de los espacios arquitectónicos y la imagen ilusoria del espacio pictórico. Perspectiva es garantía, también, de racionalismo perceptivo: de fidelidad a la realidad y a la visión. Los edificios de Brunelleschi en Florencia, realizados a lo largo del siglo XV, desde la gran cúpula de Nuestra Señora de la Flor, hasta la remodelación de la iglesia de San Lorenzo y la construcción del Santo Spirito, desplegadas en secuencias longitudinales, o el dilatado pórtico de los Inocentes y el espacio comprimido de la capilla Pazzi, certifican fundamentalmente la idea de una representación racional del espacio en el primer Renacimiento.9 Y el humanista y hombre de letras Leon Battista © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.