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Técnica
en la geometría de la masa inerte, en la transparencia del vidrio y la retícula de la estructura
metálica. Este ámbito cultural de la arquitectura
propicia, además, uno de los acercamientos más
estrechos, magnéticos, entre las cualidades estéticas y constructivas del objeto arquitectónico.
Desde los relieves de Vladimir Tatlin hasta su
torre para la Tercera Internacional Socialista, de
1920, circula un nervio de fuerza expresiva, que
tensa la materia y describe su actividad interna,
abstrayéndola de cualquier imagen retórica. La
torre trabaja desde la difícil posición oblicua al
suelo, como trabajan los tensores sobre los retales de plancha metálica y de madera en los relieves. Y este trabajo paciente de la materia bajo su
tensión es también el argumento estético y funcional de sus obras.
Esta ideología nacida del sistema general
de la vanguardia consigue, en todo su despliegue, desde la arquitectura americana de Wright
hasta la vanguardia rusa y la obra de los maestros
europeos, incluyendo la obra temprana de Alvar
Aalto, una exploración meticulosa de los recursos técnicos. La exploración de formas y materiales, de relaciones lógicas y formales entre elementos constructivos que acompaña el incesante
progreso técnico de este siglo, el uso del acero en
las estructuras y en el mobiliario, la perfección
de la fabricación del vidrio, incluso el trabajo
más perfecto de la madera, como en la madera
laminada, y de los materiales cerámicos. Así,
sobre este bajo continuo del progreso técnico, se
dibuja la ideología de las vanguardias: negación
radical, modelo lógico o causal de los aspectos
técnicos y fuerza estética son tres elementos fundacionales de la arquitectura de la primera mitad
de este siglo: todos ellos se consiguen a base de
una fuerte convicción ideológica que la arquitec-
tura difícilmente volverá a vivir como experiencia histórica.
De técnica a tecnología.
Los estilismos de la técnica contemporánea.
La autonomía de la técnica.
La máxima proximidad entre la dimensión simbólica, estética y técnica de la arquitectura que
caracteriza a la producción de las vanguardias,
en términos genéricos, tiende a disolverse con
el pasar de las propias vanguardias a constituir
un modelo histórico, a consolidar una cierta tradición, aunque una tradición paradójica: la tradición de la ruptura.44 El lenguaje de la arquitectura del llamado Movimiento Moderno decae
pasada la segunda guerra mundial; y ésta arquitectura se mostrará cada vez más propensa a
constituir una fórmula estética, justificada desde
la premisa de lo funcional y formal, antes que
desde la de lo constructivo.
La adopción programática, temprana, de
Philip Johnson en 1932 en términos de Estilo
Internacional para su incorporación teórica al
mundo americano es muy significativa, ya que
da por supuestas ambas cosas: la constitución
en estilo y la manifestación internacional o unánime del supuesto estilo. Más allá de las protestas ideológicas que esta comprensión de la arquitectura moderna despertara, se trataba de una brillante intuición sobre la deriva de sus posibilidades de utilización futuras. La historia oficial de
la arquitectura moderna ha estado marcada por
estas primeras recepciones críticas, que la interpretaron como una revisión estética de la arquiPaz, Octavio, Los hijos del Limo, Seix Barral, Barcelona, Méjico,
1974.
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© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.