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52 Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales cuanto la tradición significa para ella enmascaramiento de la verdad. Y es el mismo clima de lo que genéricamente puede llamarse vanguardia artística el que da lugar a lo que en el ámbito concreto de la arquitectura se ha llamado Movimiento Moderno. En esta tesitura intelectual tienen sentido los términos en que Le Corbusier se permite mostrar los ejemplos de la historia: el Partenón, la catedral gótica, fueron en su tiempo sistemas de sinceridad constructiva, su forma de manejar la técnica y no su apariencia es la lección que pretende hacer ejemplar en sus escritos. El pensamiento que guía el Movimiento Moderno no rechaza la arquitectura del pasado sino su mimesis. Probablemente, en este punto del desarrollo de las ideas sobre la arquitectura se infiltren otras formas modélicas que sustituyan al estilismo tradicional, como tantas veces se ha observado acerca de la máquina y su mimesis por parte de la arquitectura o del diseño de objetos funcionales.41 En todo caso, la relación mimética con el modelo cambia profundamente. La reiterada y obstinada negación del modelo estilista consigue derivar hacia otros órdenes las nuevas mimesis: se centrarán en la lógica y en la causalidad constructiva, distanciándose lo más posible de los modelos formales.42 La arquitectura clásica, al contrario, había potenciado la utilización modélica del pasado, mientras el eclecticismo del XIX, aceptando una multiplicidad de modelos, no había desmentido la mimesis del pasado como premisa de trabajo. La casa, máquina de vivir, que Le Corbusier reclama en Vers une Architecture, a principios de los años 20, tratará de despojarse de retóricas estilistas siguiendo los modelos de los grandes transatlánticos, modelos en cuanto a producción lógica, funcional y constructiva. Así la arquitectura de Le Corbusier, ciertamente, conquistará una independencia formal deslumbrante, brusca, que anteriormente no encontramos sino en algún ejercicio excéntrico y marginal. La ville Savoye es, sin duda alguna, un extraño artefacto aparecido en los primeros años 20, rasgo que definirá de igual modo el museo Guggenheim de Frank Lloyd Wright, construido en 1946 en Nueva York. Obras muy distantes de las evocaciones clásicas que sin embargo se siguen encontrando en tantos edificios de Ludwig Mies van der Rohe, o en la brillante obra de Giuseppe Terragni, paradójicamente inspirada por la ideología del fascismo. También asombra por la capacidad de renovación formal, crisol de criaturas extrañas a los hábitos del pasado, la obra arquitectónica conseguida antes de la decadencia estalinista por la vanguardia rusa, iniciada ya en los a ños de la guerra europea e impulsada por la Revolución del 17. La vanguardia rusa supuso, además, uno de los mundos pluridisciplinares mejor tramado de nuestro siglo, acaso mejor tramado que el entorno de la Bauhaus: en ella convergían en intereses las órbitas ya próximas de las artes plásticas con las más distantes de la literatura, el cine o, incluso, la música.43 En el marco del constructivismo ruso, en el cual se consiguen las más etéreas imágenes de artefactos técnicos, la intención se mantiene fija en el comportamiento de la materia: en la elástica línea del tensor y V. Banham, R., Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina, Nueva Visión, Buenos Aires, 1960. 42 Sobre las contradicciones del llamado Movimiento Moderno, v. Piñón, Helio, Reflexión histórica de la arquitectura moderna, Barcelona, Península, 1981. 43 Gray, Camila, The Russian Experiment in Art. 1863-1922, Thames & Hudson, London, 1986. 41 © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.