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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
cuanto la tradición significa para ella enmascaramiento de la verdad. Y es el mismo clima de
lo que genéricamente puede llamarse vanguardia
artística el que da lugar a lo que en el ámbito
concreto de la arquitectura se ha llamado Movimiento Moderno. En esta tesitura intelectual
tienen sentido los términos en que Le Corbusier
se permite mostrar los ejemplos de la historia: el
Partenón, la catedral gótica, fueron en su tiempo
sistemas de sinceridad constructiva, su forma de
manejar la técnica y no su apariencia es la lección
que pretende hacer ejemplar en sus escritos. El
pensamiento que guía el Movimiento Moderno
no rechaza la arquitectura del pasado sino su
mimesis. Probablemente, en este punto del desarrollo de las ideas sobre la arquitectura se infiltren otras formas modélicas que sustituyan al
estilismo tradicional, como tantas veces se ha
observado acerca de la máquina y su mimesis por
parte de la arquitectura o del diseño de objetos
funcionales.41 En todo caso, la relación mimética
con el modelo cambia profundamente. La reiterada y obstinada negación del modelo estilista
consigue derivar hacia otros órdenes las nuevas
mimesis: se centrarán en la lógica y en la causalidad constructiva, distanciándose lo más posible
de los modelos formales.42 La arquitectura clásica, al contrario, había potenciado la utilización
modélica del pasado, mientras el eclecticismo
del XIX, aceptando una multiplicidad de modelos, no había desmentido la mimesis del pasado
como premisa de trabajo.
La casa, máquina de vivir, que Le Corbusier reclama en Vers une Architecture, a principios de los años 20, tratará de despojarse de
retóricas estilistas siguiendo los modelos de los
grandes transatlánticos, modelos en cuanto a producción lógica, funcional y constructiva. Así la
arquitectura de Le Corbusier, ciertamente, conquistará una independencia formal deslumbrante,
brusca, que anteriormente no encontramos sino
en algún ejercicio excéntrico y marginal. La ville
Savoye es, sin duda alguna, un extraño artefacto
aparecido en los primeros años 20, rasgo que
definirá de igual modo el museo Guggenheim
de Frank Lloyd Wright, construido en 1946 en
Nueva York. Obras muy distantes de las evocaciones clásicas que sin embargo se siguen encontrando en tantos edificios de Ludwig Mies van
der Rohe, o en la brillante obra de Giuseppe
Terragni, paradójicamente inspirada por la ideología del fascismo.
También asombra por la capacidad de
renovación formal, crisol de criaturas extrañas
a los hábitos del pasado, la obra arquitectónica
conseguida antes de la decadencia estalinista por
la vanguardia rusa, iniciada ya en los a ños de
la guerra europea e impulsada por la Revolución del 17. La vanguardia rusa supuso, además,
uno de los mundos pluridisciplinares mejor tramado de nuestro siglo, acaso mejor tramado que
el entorno de la Bauhaus: en ella convergían
en intereses las órbitas ya próximas de las artes
plásticas con las más distantes de la literatura,
el cine o, incluso, la música.43 En el marco del
constructivismo ruso, en el cual se consiguen las
más etéreas imágenes de artefactos técnicos, la
intención se mantiene fija en el comportamiento
de la materia: en la elástica línea del tensor y
V. Banham, R., Teoría y diseño arquitectónico en la era de la
máquina, Nueva Visión, Buenos Aires, 1960.
42
Sobre las contradicciones del llamado Movimiento Moderno, v.
Piñón, Helio, Reflexión histórica de la arquitectura moderna, Barcelona, Península, 1981.
43
Gray, Camila, The Russian Experiment in Art. 1863-1922, Thames
& Hudson, London, 1986.
41
© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.