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54 Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales tectura, importante tributo pagado por la teoría contemporánea a la tradición teórica clásica. La revuelta global de los principios arquitectónicos propuesta por la arquitectura del Movimiento Moderno, en concreto la revisión de los principios técnicos, del papel de la técnica y la construcción en el ámbito global de la arquitectura, parece no haber sido escuchada por muchos de sus enfáticos seguidores. De algún modo, el curso de las propuestas arquitectónicas desde la segunda posguerra hasta ahora ha ido engrosando el cauce de una línea autónoma de arquitectura técnica, una especialización, que ha estallado con toda su fuerza a partir de los años 70, en el fenómeno denominado por la crítica High Tech. Se dibuja así un panorama característico de la segunda mitad de este siglo: la ramificación y diversificación de formas posibles de comprender lo arquitectónico, de resolverlo, de justificarlo frente a la sociedad. Y, por la misma razón, la parcialidad con la cual se aplica a la arquitectura alguno de los principios que la justifican y generan. De algún modo se ha perdido la unidad de frentes en los cuales se abrió paso la arquitectura pionera de este siglo, como si la armonía entre técnica, forma y función se hubiera disuelto. Se ha desarrollado así, e n una órbita concreta, una arquitectura centrada en la técnica: puesto que la técnica contemporánea parece desbordar totalmente las posibilidades de una obra unitaria. Representa una manera de utilizar y mostrar los avances técnicos que se supone punta de lanza del progreso, que los exhibe como elementos estéticos únicos, que se justifica así ante el mundo productivo. Una línea limpia traza el séquito de experiencias y de nombres que generan, desarrollan y modifican esta especialidad. Desde las estructuras de Pier Lugi Nervi o de Félix Candela, incluso desde algunas propuestas de la arquitectura de Louis I. Kahn, se puede rastrear esta creciente autonomía de la experiencia técnica. Aunque el éxito internacional vendrá vinculado a las propuestas que parten del los años setenta, y que se revelan más artificiosas que sus precedentes. Nace así en los 70, con edificios como el Centro Pompidou de París, de Renzo Piano y Richard Rogers, una arquitectura que se traza con deliberada y consentida autonomía, hija de sí misma y del progreso, que desmiente los vínculos con su pasado y deja para otros la explotación de los valores plásticos derivados del Movimiento Moderno. Se sujeta formalmente a la inmaterialidad de la estructura metálica y del vidrio, del tensor y del sensor electrónico, del conducto y del cable, rechaza la plasticidad de las formas geométricas de la tradición moderna, de cualquier tradición, se yergue libre de otro simbolismo que no sea el del artefacto técnico, el engranaje, el mecanismo. No puede llevar consigo, tampoco, las mismas atribuciones de la primera arquitectura del hierro, rápida y funcional, que sorteaba los pesados caminos de la arquitectura académica. Al contrario, la arquitectura contemporánea de alta tecnología parece recorrer caminos más largos, siempre más costosos, que la arquitectura de tendencia más formalista, capaz de mantener una técnica ligada a los sistemas de la tradición constructiva. Hay muestras muy bellas de esta forma de utilizar el progreso técnico, que se acercan a la limpieza y a la esencialidad, como algunas obras de Norman Foster & Associates así el Centro para las Artes Visuales Sainsbury, construido en los años 70. Cuentan con la belleza universal de la exactitud muchos de los grandes mono- © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.