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Técnica
gótica, dentro de la uniformidad de sus materiales. Esta afirmación, que tiene también una raíz
ideológica, indicada ya en la teoría francesa no
academicista representada por Viollet-Le-Duc,
entraña verdades todavía por analizar.33 En todo
caso, más allá de la mera técnica, la diferenciación radical de la estructura metálica en un edificio comporta el cambio de concepto de fachada,
la independencia general de los elementos, la
creciente economía en la masa arquitectónica.
Estos cambios de concepto marcan el camino
sin retorno de la arquitectura moderna hacia una
construcción más efímera y frágil, pero también
más libre en sus formas. En la relación de consecuencias del uso masivo del hierro se encuentra también la tendencia a la puesta en obra de
una estructura más precisa, que traza la tensión
de los elementos y que busca incesantemente sus
límites matéricos. La progresiva diafanidad de
la arquitectura que vuelve a recordar los caminos iniciados por la arquitectura gótica, y que
incorpora como proceso la arquitectura de hormigón armado que sigue cronológicamente a la
del hierro.
Estos recursos, técnicos y estéticos al
mismo tiempo, se abrieron paso lentamente: primero fueron descubiertos en una arquitectura de
orden secundario, industrial, operativa, incluso
provisional, y después traspasaron la barrera que
cercaba la tradición académica de una arquitectura de rango simbólico superior, representativa. Del primer uso es emblemático el Crystal
Palace construido en Hyde Park para la primera
exposición universal, realizada en Londres en
1851. Llevado a realidad por el jardinero Joseph
Paxton, que se apoderó de la construcción del
proyecto ganador, concursando con la empresa
Fox & Henderson, el edificio, desaparecido en la
actualidad, muestra las virtudes del mecano, del
componer a base de piezas repetitivas, lógicas.
Rápido y económico, fue, además, intensamente
admirado por su extraña belleza, que lo asociaba
a la infinitud contemplada desde el interior del
espacio construido.
Otra obra capaz de mostrar las posibilidades del hierro estructural fue la Gallerie des
Machines, proyectada por Ch. L. F. Duret en
colaboración con los ingenieros Contamin, Pierron y Charton para la Exposición Universal realizada en París en 1889, la misma para la cual
se proyectó la torre Eiffel. En la Galerie des
Machines el hierro resulta, acaso por primera
vez, monumentalizado, no tanto porque imite
los recursos de la arquitectura de la tradición,
sino por la directa, casi ofensiva, ostentación de
su fuerza, materializada en los arcos articulados de más de 100 m de luz, arraigados en el
plano horizontal. También reaparece la monumentalidad como principio en la torre del ingeniero Gustave Eiffel, en la cual se ensayaron
las cargas de viento de manera muy precisa, y
se ensayó hasta el límite la esbeltez.34 Ambas
obras fueron monumentales en un sentido arquitectónico y urbano, como venían siendo desde
el orden del territorio los grandes puentes de
hierro. Los puentes fueron el ensayo, desde el de
Wilkinson construido sobre el Severn en 1777
hasta los grandes puentes del XIX, pasando por
los ejercicios necesarios de estructuras colgantes, los de estructuras basadas en arcos, o en
puentes de perfil recto, basados en grandes vigas
reticulares.
Viollet-Le-Duc, E.E., Entretiens sur l’architecture, París, 1863;
edición facsímil, 1977.
34
Benévolo, op. cit.
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© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.