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47 Técnica gótica, dentro de la uniformidad de sus materiales. Esta afirmación, que tiene también una raíz ideológica, indicada ya en la teoría francesa no academicista representada por Viollet-Le-Duc, entraña verdades todavía por analizar.33 En todo caso, más allá de la mera técnica, la diferenciación radical de la estructura metálica en un edificio comporta el cambio de concepto de fachada, la independencia general de los elementos, la creciente economía en la masa arquitectónica. Estos cambios de concepto marcan el camino sin retorno de la arquitectura moderna hacia una construcción más efímera y frágil, pero también más libre en sus formas. En la relación de consecuencias del uso masivo del hierro se encuentra también la tendencia a la puesta en obra de una estructura más precisa, que traza la tensión de los elementos y que busca incesantemente sus límites matéricos. La progresiva diafanidad de la arquitectura que vuelve a recordar los caminos iniciados por la arquitectura gótica, y que incorpora como proceso la arquitectura de hormigón armado que sigue cronológicamente a la del hierro. Estos recursos, técnicos y estéticos al mismo tiempo, se abrieron paso lentamente: primero fueron descubiertos en una arquitectura de orden secundario, industrial, operativa, incluso provisional, y después traspasaron la barrera que cercaba la tradición académica de una arquitectura de rango simbólico superior, representativa. Del primer uso es emblemático el Crystal Palace construido en Hyde Park para la primera exposición universal, realizada en Londres en 1851. Llevado a realidad por el jardinero Joseph Paxton, que se apoderó de la construcción del proyecto ganador, concursando con la empresa Fox & Henderson, el edificio, desaparecido en la actualidad, muestra las virtudes del mecano, del componer a base de piezas repetitivas, lógicas. Rápido y económico, fue, además, intensamente admirado por su extraña belleza, que lo asociaba a la infinitud contemplada desde el interior del espacio construido. Otra obra capaz de mostrar las posibilidades del hierro estructural fue la Gallerie des Machines, proyectada por Ch. L. F. Duret en colaboración con los ingenieros Contamin, Pierron y Charton para la Exposición Universal realizada en París en 1889, la misma para la cual se proyectó la torre Eiffel. En la Galerie des Machines el hierro resulta, acaso por primera vez, monumentalizado, no tanto porque imite los recursos de la arquitectura de la tradición, sino por la directa, casi ofensiva, ostentación de su fuerza, materializada en los arcos articulados de más de 100 m de luz, arraigados en el plano horizontal. También reaparece la monumentalidad como principio en la torre del ingeniero Gustave Eiffel, en la cual se ensayaron las cargas de viento de manera muy precisa, y se ensayó hasta el límite la esbeltez.34 Ambas obras fueron monumentales en un sentido arquitectónico y urbano, como venían siendo desde el orden del territorio los grandes puentes de hierro. Los puentes fueron el ensayo, desde el de Wilkinson construido sobre el Severn en 1777 hasta los grandes puentes del XIX, pasando por los ejercicios necesarios de estructuras colgantes, los de estructuras basadas en arcos, o en puentes de perfil recto, basados en grandes vigas reticulares. Viollet-Le-Duc, E.E., Entretiens sur l’architecture, París, 1863; edición facsímil, 1977. 34 Benévolo, op. cit. 33 © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.