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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
El gótico es así un concepto de estructura
en retícula que no resulta nuevo en la historia
de la cultura técnica constructiva, aunque llega
a su máxima nitidez y rendimiento. Las diáfanas estructuras bizantinas, derivadas de la construcción romana, no llegaron a consumar esta
transformación de los elementos superficiales en
líneas de fuerza, aunque indicaron su posibilidad. Por otro lado, la organización de los gremios implicados en la construcción en los nuevos
ámbitos urbanos y la consolidación de un maestro de obras como figura organizativa, contribuyeron al éxito del experimento estructural. La
figura del magister operis estaba ya dotada d e
experiencia y de capacidad para el acopio de
datos observados, pero también de conceptos de
geometría y de instrumentos de medida y trazado, al mismo tiempo que disfrutaba de rango
social y de prestigio, de autoridad.20 Como muestra la figura del maestro Villard de Honnecourt,
un personaje de vida itinerante y de curiosidad
inagotable para quien sus anotaciones debieron
ser soporte de una memoria habituada al ejercicio de la transmisión oral, pero que se había
situado en el umbral mismo de un conocimiento
más complejo, requerido por su maestría, que
necesitaba ser apuntalado por notas y esquemas
todavía desorganizados. El gótico no fue sino la
explotación de elementos técnicos diversos reorganizados, en la persecución del mismo esfuerzo
por monumentalizar la arquitectura cristiana. Su
proeza técnica está inscrita todavía en el sistema
artesanal, pero en un sistema artesanal rigurosamente organizado.
Paso a paso se levantaron las alturas de
las bóvedas de nervaduras, lentamente se establecieron los recorridos de los mismos nervios
de piedra, se aumentaron hacia la luz las superfi-
cies de los vitrales. Obraron los protegidos gremios en favor del recto aprendizaje de los oficios que enmarcaba la construcción. La similitud
de los experimentos, de la obras, garantizaba la
exploración de los mínimos cambios. Pero ese
evolucionar, ese progreso de la arquitectura, se
encontraba dirigido desde fuera, a través de ideales de orden trascendental y de representación del
templo arquitectónico que prevalecieron. Asombrarnos de la empresa técnica que constituye una
catedral gótica no impide corroborar la estabilidad en el cambio de un sistema original. En
comparación al menos con el despliegue de diferencias que obtendrá para la técnica la edad
moderna.
La Edad Media fue técnica, más allá de las
esferas doctas de la iglesia y de la universidad,
la eficacia de la técnica fue delimitando el sendero que llevó a la edad moderna y a sus nuevas
formas de conocimiento. Las técnicas medievales poseían el potencial de las tradiciones, la no
interrupción de los sistemas técnicos es asombrosa al lado de la intermitencia de otras formas
de pensamiento o de conocimiento. Y la intensidad de este comportamiento técnico labró la
tierra donde se estableció la ciencia moderna.
El experimento se había cumplido cuando el
hombre fue capaz de invertir la secuencia de
estos procesos y de dilucidar la trama de conocimientos sobre el mundo y la naturaleza que había
posibilitado su cumplimiento.
V. Du Colombier, Les chantiers des cathédrales, París, 1954; y
Gimpel, Jean, Les battisseurs des cathédrales, Éditions du Seuil,
París, 1980.
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© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.