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41 Técnica La técnica de la arquitectura en la edad moderna A principios del Renacimiento italiano, en el siglo XV, se insinuará un proceso que tardará al menos 200 años en madurar: el proceso de inversión de la secuencia característica de los actos técnicos en tiempo artesanal. La experiencia irá abandonando su papel de precedente en el cambio técnico y abrirá el lugar de una nueva forma de conocer la naturaleza y los fenómenos que será capaz de determinar a priori sus expectativas.21 Esta inversión es determinante y la nueva forma de conocer será denominada ciencia, palabra latina que había significado de una manera genérica conocimiento, saber, y que llegará a la plenitud de su significado actual como conocimiento objetivo de la naturaleza. Es importante, sin embargo, señalar que el Renacimiento indica la dirección de este proceso, aunque no lo conquista en su plenitud. La intensidad técnica de los últimos siglos medievales no cesa en el Renacimiento, ni en Italia, ni en ningún otro ámbito cultural de Europa. Los arquitectos del primer Renacimiento italiano son todavía artesanos de alto rango, como los magister operis de la Francia de los siglos XIII, XIV y XV. Proceden de los gremios y acceden a su rango por la amplitud de su dominio en las obras. Aunque en Italia, en el siglo XV, se abrirá paso un estilo de comportamiento que será novedoso justamente en la forma de proceder en cuanto a las decisiones técnicas. El estudio previo de conocimientos teóricos, como el de la geometría o la erudición en la materia del saber de los antiguos, transformará su actividad con respecto a las obras. Es emblemático el comportamiento de Brunelleschi en la construcción de Santa María de la Flor en Florencia.22 Ya resulta una evidencia del cambio, y un presagio de los resultados, el hecho de que fuera convocado un concurso en 1418 por parte del Arte de la lana: un concurso de modelos a escala reducida es el símbolo perfecto de la posibilidad concebida por todos de prefigurar las obras, y de representarlas en un modelo reducido. Las maquetas de finalidad técnica y experimental sólo son posibles cuando la capacidad de concepción teórica de la obra está madura y la invención está preparada para guiar la experiencia: en la tradición gótica habían tenido una existencia tardía, las primeras conocidas datan del siglo XIV. La idea de Brunelleschi se destaca porque varía, transforma, la tradición constructiva: consigue recursos para eludir la construcción de grandes cimbras para cuya confección ya no estaba dispuesta la capacidad artesanal de los carpinteros florentinos, tras las crisis traídas por la peste del siglo XIV. Brunelleschi selecciona una distinta forma de aparejar los ladrillos para formar las superficies de la cúpula que había observado en las ruinas de Roma, un aparejo en espina de pez que eludía el uso de cimbras de madera, autosustentante. La inteligencia del arquitecto se dispara hacia la exploración de regiones imaginativas que ya existían como potencia pero que estaban a la espera de ser utilizadas en diferente situación real. Brunelleschi es también capaz de explorar En rigor, los cambios de pensamiento que conducen a las ciencias modernas de l