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33 Técnica ción de las comunidades urbanas da la señal de partida a la carrera técnica: la rueda y el arado, las técnicas de escritura, la plomada y la escuadra, la fabricación del vidrio, la posibilidad de medidas y pesas comunitarias. Cada una de estas técnicas abre un universo de experiencias y de figuras del futuro. El despliegue técnico es exponencial en el tiempo de la Historia. La arquitectura se sirve ya desde su origen de una multitud de técnicas: es la encrucijada de las técnicas originarias, el lugar donde nace también el descubrimiento. La arquitectura, en el sentido estricto y pleno, se encuentra en el marco de estos núcleos urbanos, hace más de 5000 años. La arquitectura es monumental desde su mismo origen. Tiende a incorporar y agotar los medios de los cuales la comunidad dispone, no se conforma con resolver las demandas vitales, sino que las trasciende. Las expectativas del desarrollo técnico en la edad de las ciudades, en la edad del artesano, ya no se encuentran en la deriva del azar, aunque el azar nunca ha sido excluido como posibilidad del cambio en la historia de las obras humanas. Las posibilidades de cambio se encuentran en el mismo perfeccionamiento de las técnicas. Las tradiciones técnicas que se extienden a lo largo de todo el mundo antiguo y medieval, ya histórico, se basan en la maestría, en el recto proceder, en la justa aplicación de un saber que se desprende del obrar. De un saber estable transmitido por tradición oral de generación en generación. La estabilidad genera la posibilidad del cambio. El experimento le precede siempre. Tal vez este orden entrañe una paradoja, pero es lo que diferenciará la edad moderna de manera radical del mundo antiguo y medieval: el giro del hombre moderno reside en la capacidad que se dio a sí mismo para avanzar del conocimiento a la factura, para elaborar una capacidad científica que se adelantase a su modo de obrar, dirigiéndolo. La capacidad de darse a sí mismo la dirección de su futuro, sin dejar de atender el universo imaginario de lo posible y sin olvidar nunca la herencia de la tradición. La larga edad de la técnica del artesano supone la preparación de la etapa científica. A ella pertenecen los modelos estables de la arquitectura, perfeccionados siempre, y perfectibles. A ella los cambios sin fracturas, los fracasos sin explicación lógica, los callejones sin salida de los distintos modos de construir. En la Atenas de Pericles se nos describe una ciudad de artesanos, en la cual se establecieron las distintas cofradías, siguiendo el modelo organizativo de los ejércitos.8 El gremio, la comunidad especializada, es el lugar en que se transmitió el saber artesano durante toda la edad antigua, y durante la Edad Media de Occidente. En el gremio se aprendía la eterna lección de la estabilidad, sin espacio para la especulación apenas perceptible, se aseguraba la recta repetición de la norma. El saber del artesano es un saber normativo. El arquitecto, cabeza de artesanos, ya aglutinaba la complejidad de los oficios en el mundo antiguo, pero también su proceder se establecía en el interior cerrado de una tradición, cuyo saber se transmitía en gran medida de manera oral. El templo dórico se estancó en el tiempo de una técnica sin solución de continuidad. Su refinada ornamentación encubre un sistema primario de construcción en el cual la dimensión de 8 Plutarco, Vidas paralelas. Aunque se trata de una proyección sobre el pasado de las concepciones romanas. La existencia de gremios en Grecia ha sido muchas veces puesta en duda. © Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.