Test Drive | Page 11

Lo anterior provocó la división de los científicos de esa época, por lo que, para poner fin a las controversias, la “Academia de Francia” ofreció un premio a quien pudiera demostrar con suficientes pruebas si existía o no la generación espontánea. Luis Pasteur (1822-1895) fue un gran químico y biólogo francés que se propuso poner fin a la polémica, por lo que, en 1864, realizó una serie de sencillos e ingeniosos experimentos: fabricó unos matraces con “cuello de cisne” que impedían la entrada de microorganismos. Dentro de éstos hirvió durante varios minutos distintos caldos y soluciones, que permanecieron estériles por tiempo indefinido; pero si llegaba a romperse el cuello del matraz, en pocas horas se desarrollaban diferentes microorganismos que entraban del ambiente al matraz. Los experimentos de Pasteur fueron irrefutables, con lo que vino abajo una teoría que había durado casi 2,500 años. Estos matraces aún se conservan estériles, con su mismo caldo, en el Instituto Pasteur de Ciencias que se encuentra en París. Stanley L. Millar y Harold C. Urey, ralizaron en 1953 en el laboratorio una serie de experimentos sencillos pero de resultados espectaculares: mediante un aparato simple. Simularon un mundo en miniatura, con todas las condiciones atmosféricas primitivas propuestas por Oparin. Colocaron una mezcla de hidrógeno, metano y amoniaco, adicionado constantemente vapor de agua, produjeron descargas eléctricas durante una semana. Con gran sorpresa, encontraron que se habían sintetizado durante ese lapso varios compuestos orgánicos, como aminoácidos grasos, ácidos fórmico, acético y propiónico, urea, etcétera. Animados por los resultados obtenidos, otros investigadores, como Ponnamperuma, no sólo simularon la atmósfera primitiva, sino también la hidrósfera y consiguieron formar una “sopa” semejante a la propuesta por Oparin y Haldane. TEORÍA QUIMIOSINTÉTICA. La teoría quimiosintética o abiótica parte de una Tierra muy joven y sin vida que tenía una atmósfera carente de oxígeno libre pero que contenía una gran cantidad de hidrógeno, por lo que era fuertemente reductora; además, tenía algunos compuestos orgánicos que se habían, formado de manera abiótica como metano (CH4), amoniaco (NH3), acido cianhídrico (HCN), etcétera, así 11