La biología molecular considera a la célula viva como un complejo sistema
de macromoléculas organizadas y autodirigidas capaz de crecer,
reproducirse y transformar energía.
EXPERIMENTOS DE REDI, SPALLANZANI, PASTEUR, MILLARUREY, PANNAMPERUMEN.
Francesco Redi ( 1626-1698) fue un médico italiano que tuvo el valor de
oponerse a la teoría de la generación espontánea. En 1668 diseño unos
sencillos experimentos encaminados a terminar con el error anterior, que
consistieron en colocar pequeños trozos de carne envueltos en muselina
dentro de recipientes perfectamente limpios, cubriendo la entrada de éstos
con gasa y dejando otros trozos de carne en recipientes descubiertos para
que sirvieran como “testigos”.
Unos días después, la carne que quedó al descubierto estaba agusanada; en
cambio la carne protegida no tenía gusanos, y se observaban sobre la gasa
que cubría los frascos los huevecillos de moscas que no pudieron
atravesarla.
Lázaro Spallanzani (1726-1799) no aceptó las conclusiones de Nedhan. Fue
un naturalista italiano que desde su infancia se interesó en conocer a los
seres vivos. En el año de 1765, preparo “caldos “ sometidos a ebullición
prolongada; puso frijoles y otras semillas con agua en varias redomas o
recipientes de vidrio con asientos anchos y cuellos angostos, calentó a la
flama sus bocas y fundió el vidrio para cerrarlos perfectamente. Sometió a
ebullición sus caldos por más de una hora para matar cualquier
microorganismo. Días después observó varias gotas de sus caldos bajo el
microscopio y comprobó que no se había originado ninguna forma de vida.
La demostración era irrefutable; sin embargo, los partidarios de la
generación espontánea encabezados por Jhon T. Needham alegaron que el
calor excesivo destruía la vida en el caldo y que al sellar las redomas se
evitaba que entrara en ellas la “fuerza vital” que animaba la vida y se
encontraba en el aire.
Spanllanzani repitió el experimento, hirviendo durante dos horas sus caldos,
pero cometió el error de dejarlos semi-tapados como Needham
acostumbraba hacerlo, por lo que al observarlos después de unos días
encontró que todos los caldos se habían contaminado con microorganismos
que procedían del aire. El problema quedó sin decidirse otros 100 años.
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