-Tú sabes que tienen miedo de nosotros.
-No digo que no.
-Y que nosotros luchamos como diez hombres.
-Sí, cuando las balas no nievan demasiado espesas. ¡Eh!... Mira, Sandokán.
-¿Qué has visto?
-Un grupo de soldados que abandona la quinta -respondió el portugués, que se había
izado sobre una gruesa raíz de un pombo cercano para observar mejor.
-¿Dónde van?
-Abandonan el jardín.
-¿No irán a vigilar los alrededores?
-Eso me temo.
-Mejor para nosotros.
-Sí, quizá. Y ahora esperemos la media