Test Drive | Page 90

aplastar por las gruesas ramas que el viento desgajaba, tras dos horas llegaron inesperadamente junto a la desembocadura del río, mientras que para ir a la quinta habían empleado doble tiempo. -Nos hemos guiado mejor en medio de la oscuridad que en pleno día -dijo Yáñez-. Ha sido una verdadera suerte en una noche como ésta. Sandokán bajó a la ribera y esperó un relámpago para lanzar una rápida mirada sobre las aguas de la bahía. -Nada -dijo con voz sorda-. ¿Les habrá ocurrido alguna desgracia a mis barcos? -Yo creo que no habrán abandonado todavía sus refugios -respondió Yáñez-. Se habrán dado cuenta de que amenazaba estallar otro huracán y, como gente prudente, no se habrán movido. Ya sabes que