Test Drive | Page 63

mujer amada! ¡Nada, excepto huir para no caer bajo los golpes de los adversarios! ¡Ah! -pensaba Sandokán, agitándose sobre el lecho de hojas-. ¡Daría la mitad de mi sangre por volver a encontrarme otra vez junto a aquella joven que ha sabido hacer palpitar el corazón del Tigre de Malasia! ¡Pobre Marianna! ¡Quien sabe qué angustias estarán atormentándola! ¡Quizá me creerá vencido, herido, incluso muert