aquí o en las costas de Borneo, pero en cambio... En fin, que se cumpla nuestro destino.
Iremos a Mompracem a dar la última batalla, y después abandonaremos la isla y nos haremos
a la mar.
-¿Hacia dónde, Sandokán?
-Lo ignoro, Yáñez. Iremos donde ella quiera, muy lejos de estos mares y de estas
tierras, tanto que no podamos volver a oír hablar de ellas. Si tuviera que quedarme aquí cerca,
no sé si a la larga sabría resistir la tentación de volver a Mompracem.
-Bien, así sea: vamos a emprender la última batalla, y después nos iremos también
lejos -dijo Yáñez con acento resignado-. Pero la lucha será tremenda, Sandokán. Lord
Guillonk nos atacará a la desesperada.
-Encontrará inexpugnable la madriguera del Tigre. Hasta ahora nadie ha sido tan
osado como para violar las costas de mi isla, y ni siquiera él las tocará. Espera que hayamos
llegado y verás los trabajos que emprenderemos para no dejarnos saquear por la flotilla que
mandará contra nosotros. Haremos del poblado una fortaleza tan firme que podrá resistir al
más terrible bombardeo. El Tigre aún no ha sido domado aún muy fuerte y pr ݛ